En las tierras áridas entre Nuevo León y Coahuila podrás sanarte en aguas termales o ser ayudado por el ánima de Roberto Cisneros Jaramillo.
Por Redacción TNE
Ubicado aproximadamente a unos 40 km de la ciudad de Monterrey, se encuentra el pueblo de Icamole, que pertenece al municipio de García, Nuevo León. Este lugar fue testigo de la Batalla de Icamole el 20 de mayo de 1876, en la que Porfirio Díaz fue perseguido, derrotado y apodado “El Llorón de Icamole”.
El pueblo se localiza cerca de la orilla del río Salinas, “fuente de vida” que permitió el asentamiento de grupos humanos a sus alrededores. En el lugar, las rocas son testigos de la vida cotidiana, pues están grabadas con imágenes que detallan el estilo de vida de los antiguos pobladores.
Localizado entre varios cañones, el poblado cuenta con tres entradas: una desde la comunidad de Icamole, que también se le conoce como “La Presa”; otra es “Boca de Tranquitas”, por la cual se puede llegar a la zona de los grabados en piedra. Por último está la del “Arroyo de los Ranchos”, caracterizada por manantiales cercanos al pueblo Chupaderos del Indio. Una vez que llegas al lugar, ¿qué puedes visitar?
La Capilla del Ánima de Anacahuita
Según se cuenta, el recinto (localizado a 3 km de Icamole) alberga los restos del soldado Roberto Cisneros Jaramillo y de acuerdo a lo que se dice, después de quedar gravemente herido, murió recargado en un árbol de anacahuita, abandonado por sus compañeros quienes emprendieron la huida a Paredón. De acuerdo a los historiadores locales, el ánima de Cisneros Jaramillo es milagrosa porque él tenía la vocación de servir a los demás.
De acuerdo a la leyenda, en 1916 un carretonero quedó atorado en las vías del ferrocarril junto con su ganado. Cuando el tren se aproximaba a toda velocidad, el campesino se encomendó al ánima de Cisneros y la máquina se detuvo antes de impactarlo, posteriormente se dio a conocer que el conductor no estaba bien de salud y tuvo que detenerse.
La Hacienda del Muerto
Prácticamente se encuentra en medio de la nada y en su momento de esplendor fue un importante centro que unía a las localidades de García y Mina. En 1604 Bernabé de las Casas recibió la Hacienda como parte de las tierras que le fueron entregadas. El conquistador español es considerado como el fundador de lo que actualmente conforman los municipios de Mina, Abasolo, Hidalgo y El Carmen.
En sus tiempos de gloria, en el lugar se producía caña de azúcar, frijol calabaza, maíz y diversas frutas. La riqueza producida era tanta que constantemente había robo de provisiones.
El lugar es visitado por turistas y por aquellos que buscan sanación, ya que según las creencias populares, el recinto es habitado por espíritus que tienen el poder de ahuyentar las malas vibras.
Termas de San Joaquín
Si bien este hotel y spa está localizado en el vecino estado de Coahuila, resulta un referente para visitar este “oasis en medio del desierto”. Las aguas termales, cuyas temperaturas oscilan entre los 40 y 42°C forman parte de la tradición indígena debido a sus propiedades medicinales que ayudan a mejorar el bienestar de cada individuo. Los estanque subterráneos se caracterizan por un estilo romano y bóvedas que resultan ideales para la dispersión de vapores al momento de recibir una aromaterapia.
Entre otras actividades que se pueden realizar se encuentran: veladas astronómicas con conferencias y sesiones de observación de cielo profundo (estrellas, galaxias, satélites artificiales, nebulosas, entre otras características del manto estelar, más destacadas de la temporada).
También puede realizarse ciclismo, recorridos de ecoturismo, disfrutar de una alberca de agua dulce y realizar deportes en las distintas áreas que ofrece el lugar.
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