Adopta la innovación en tu empresa como una práctica común entre todos los colaboradores, e impulsa su crecimiento y competitividad en el mercado.
Por Adalberto González Ayala
Ejercitar la capacidad inventiva de todos los colaboradores debe ser uno de los objetivos de toda organización, sin importar si son o no los encargados de generar nuevas ideas para la empresa, porque cuando se tienen empleados innovadores, se generan beneficios tanto para ellos mismos como para los clientes.
Mediante la promoción y práctica de la innovación, los equipos que la desarrollan buscan impulsar la competitividad en el mercado, brindar nuevas sendas para su exitosa diferenciación, así como generar más y mejores oportunidades de creación de valor para sus clientes y sus demás intereses. Con tales responsabilidades, enfrentan también grandes retos como:
La proliferación de “recetas mágicas”: existen cada vez más planes y estrategias de innovación one-size-fits-all que aseguran garantizar el éxito de las organizaciones con un limitado uso de recursos y tiempo; basan sus tácticas en la premisa de que la clave de la innovación se encuentra en utilizar la frase “pensar fuera de la caja”.
Sin embargo, las ideas en un planteamiento superficial pueden no valer nada y en algunos casos solamente guían a las empresas a “la tierra de la ideación”, es decir, un estado en el que dices algo, otros te dan su opinión y les gusta; donde todo es una posibilidad, pero en el que nada se lleva a la acción; no se impulsa la ejecución ni mucho menos se ponen a prueba nuestras ideas.
La adopción de una innovación selectiva: si bien es cada vez más común que las organizaciones busquen llevar a sus empleados a un estado de creación, de invención e innovación aplicada, son pocas las que consideran que sólo unos cuantos poseen de manera intrínseca el “gen” de la creatividad y la innovación. Esto deriva en la focalización de su estrategia de invención en un usualmente reducido y selecto equipo, lo que no sólo limita el potencial innovador de la empresa, sino que la expone a ser catalogada como parte del status quo al grado de, en situaciones extremas, generar tensiones internas entre los grupos “innovadores” y los que bajo esta premisa, no lo son.
A sabiendas de estos retos: ¿cómo llevar la innovación fuera de los centros de investigación y desarrollo para convertirla en un tema de toda la organización?
Cómo escapar de la “tierra de la ideación”
Es importante la promoción de prácticas de innovación entre el talento de la empresa. Para ello se debe provocar, organizar y ejecutar de manera periódica diversas actividades que van más allá de la enseñanza teórica, que permitan al participante vivir un proceso de creación de soluciones innovadoras apalancado en el trabajo en equipo, así como la curiosidad y capacidad de ideación innata de cada persona. A continuación, se enlistan algunas acciones tácticas que contribuyen a la ardua tarea de permear la capacidad de inventiva en toda la organización.
Los Demo Days: estas actividades consisten en una sesión en la que se reúnen expertos de la propia compañía, practicantes y curiosos en un tema o capacidad en particular, con el objetivo de generar conocimiento colectivo. Es importante no perder de vista que el asunto seleccionado, y del cual se busca generar conversación, debe ser relevante a nivel de mercado para la empresa. Es necesaria una convocatoria a la sesión que se extienda a toda la organización, con el fin de que los empleados con alguna idea o proyecto alineado a la temática elegida se inscriban.
El participante tiene la oportunidad de exponer su idea ante los especialistas, asistentes y demás ponentes, de los cuales reciben retroalimentación y ayuda para continuar con su desarrollo. Posteriormente, el equipo de innovación, apoyado del conocimiento de líderes de la industria, guía a los proyectos que así lo deseen a pasar de planes o prototipos básicos, a modelos completamente funcionales y con un nivel de madurez suficiente para ser presentados ante clientes reales.
Maratones de innovación: en estas competencias se busca desarrollar soluciones creativas e innovadoras, para una problemática relevante a nivel mercado de la organización, en un lapso superior a las 24 horas continuas. Su más conocida encarnación son los Hackathones, en los que ingenieros en tecnologías de la información, consultores, diseñadores y prácticamente cualquier miembro de la compañía, se reúnen para desarrollar nuevas soluciones a problemas.
La colaboración y multidisciplinariedad intrínsecas de estas actividades no sólo contribuyen a una mayor cantidad y calidad de las propuestas de resolución, sino que conlleva a otros beneficios como el desarrollo de un networking profesional, que muchas veces se da equívocamente por sentado.
Aprendizaje de nuevas metodologías de resolución de problemas: por ejemplo, el Design Thinking, un sistema que permite a las empresas reimaginar sus servicios, desde el punto de vista del cliente, e impactar positivamente en el diseño de nuevos productos y servicios mediante una mejora en la experiencia. Esta metodología no es nueva, ha sido utilizada para crear desde hace muchos años; la novedad es su adopción para resolver problemas de negocio, los cuales han desarrollado un incremento exponencial en su complejidad en los últimos años.
Sobresale el conjunto de principios que este método promueve y que incluyen la empatía con el usuario final, la disciplina del prototipado y la tolerancia al error. Impulsar el Design Thinking en los equipos de trabajo fomenta la creatividad, el uso de diferentes herramientas para aclarar conflictos y la colaboración entre los diversos departamentos de la organización. Todo esto bajo un enfoque repetitivo, pues a medida que la solución madura, modelos de nuevas ideas son creados para ser probados en el mundo real, lo que puede dar a luz a la próxima gran oportunidad de negocio para la compañía.
El espíritu humano de la innovación
No hay receta mágica, el implementar estas acciones no garantiza que las ideas que de ellas deriven se conviertan en aquella oportunidad que estamos esperando; sin embargo, el descubrimiento y desarrollo de conocimiento, metodologías y tecnologías que sobrellevan, el crecimiento de redes de contactos profesionales que generan la democratización de las ideas que promueven, así como el proceso de identificación de líderes creativos que conlleva, son beneficios de una estrategia alejada fuera de la “tierra de la ideación” y lejos de la innovación selectiva. Como estas acciones ejemplifican, para tener éxito en permear la reinvención en toda la empresa se requiere una aproximación estratégica holística para la cual es fundamental tomar en cuenta el factor humano.
A medida que prácticas iniciativas innovadoras semejantes, estas se vuelvan parte intrínseca de las organizaciones y ayudan a reconocer y desarrollar dentro de sí la tan anhelada materia prima y el combustible, necesarios para impulsar su crecimiento y su competitividad: un talento humano optimista, colaborativo, así como creativo en el que se haya sembrado y germine en el todopoderoso espíritu de la innovación.
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