Si bien es cierto que la IA puede proporcionar apoyo emocional y servir como una herramienta para combatir la soledad, también existe el riesgo de que las personas desarrollen una dependencia excesiva de esta tecnología.
Las relaciones entre humanos e inteligencia artificial ya no son ciencia ficción. Lo que alguna vez parecía una trama sacada de Hollywood, como la película Her en la que Theodore Twombly, un personaje interpretado por Joaquin Phoenix, se enamora de Samantha, un sistema operativo personificado a través de la voz de Scarlett Johanson, hoy no está tan alejado de la realidad.
A medida que los modelos de IA adquieren capacidades cada vez más similares a las humanas y se vuelven parte de nuestra vida cotidiana, algunas personas están comenzando a desarrollar lazos afectivos con la IA e incluso iniciando una relación amorosa con asistentes impulsados por esta tecnología, por lo que es imposible no preguntarse: ¿es realmente posible enamorarse de la inteligencia artificial?
La interacción entre las personas y la IA está cambiando
De acuerdo con una encuesta del Instituto de Estudios Familiares de YouGov, realizada a 2,000 adultos menores de 40 años, el 1% de los jóvenes estadounidenses ya tiene un “amigo” con IA y el 10% está abierto a una amistad con este tipo de tecnología. Mientras tanto, el 25% de los encuestados considera que la IA podría reemplazar a una persona en una relación romántica en la vida real.
Recientemente, un hecho que reflejó claramente cómo está cambiando la postura de los humanos en torno a las relaciones con IA fue el lanzamiento de la tienda de GPTs personalizados de OpenAI a inicios del 2024. En cuestión de días, la plataforma se llenó de aplicaciones de “novias virtuales” o chatbots de IA diseñados para proporcionar compañía y afecto a los usuarios, reflejando la creciente demanda de relaciones simuladas con IA.
Con un mercado de IA que se proyecta alcance los $407,000 millones de dólares para 2027, la integración de esta tecnología en la vida cotidiana sólo seguirá aumentando y su impacto en las relaciones humanas será cada vez más evidente, lo que ha encendido un controversial debate en torno a la naturaleza del amor y la autenticidad de las emociones generadas hacia una máquina.
¿Pueden los humanos enamorarse de la IA?
La IA ha evolucionado de ser una simple herramienta funcional a una tecnología que puede simular interacciones humanas significativas. Esto plantea la posibilidad de que algunas personas desarrollen conexiones emocionales profundas e incluso se enamoren de sistemas de IA. De hecho, según la ciencia, existen varios factores psicológicos y tecnológicos que explican esta tendencia.
De acuerdo con la teoría triárquica del amor, desarrollada por el psicólogo Robert Sternberg, el sentimiento de “amor romántico” se compone de tres elementos esenciales: intimidad, pasión y compromiso. Esta teoría sugiere que el “amor consumado” es aquel que equilibra estas tres dimensiones. Sorprendentemente, algunos estudios han demostrado que los humanos pueden llegar a experimentar estos sentimientos hacia una IA.

Los científicos se refieren a la intimidad como la cercanía emocional, la confianza y el afecto mutuo. Los chatbots y asistentes de IA han sido diseñados para simular empáticamente la atención y la comprensión, lo que puede llevar a los usuarios a sentir una conexión real. Muchas personas confían en la IA para compartir pensamientos y emociones, lo que refuerza la sensación de intimidad.
Mientras tanto la pasión, que según los investigadores implica el deseo, la atracción emocional y en algunos casos el interés sexual, también es un sentimiento que puede ser generado hacia los chatbots. La tecnología ha avanzado al grado de que las interacciones con modelos de IA en algunos casos pueden incluir coqueteo o expresiones de afecto, lo que puede despertar sentimientos de pasión en el usuario.
Por otro lado, el compromiso según el estudio se refleja en la lealtad y la decisión de mantener una relación a lo largo del tiempo. Los usuarios que interactúan regularmente con una IA pueden llegar a desarrollar un vínculo emocional que los motiva a regresar continuamente a la aplicación o dispositivo, generando un lazo de compromiso.
La combinación de estos factores hace que algunas personas perciban su relación con la IA como algo genuino y significativo.
¿Por qué las personas son propensas a enamorarse de la IA?
Los seres humanos tienen una fuerte inclinación a atribuir cualidades humanas a objetos inanimados o sistemas artificiales, está en su naturaleza. Este fenómeno conocido como antropomorfismo, explica en gran medida porque las personas pueden llegar a desarrollar sentimientos afectivos hacia una IA.
Lo anterior se debe a que los modelos de inteligencia artificial están diseñados para imitar rasgos humanos como la empatía, el humor y la comprensión emocional. Por lo tanto, cuando una IA responde de manera coherente y adaptada a las emociones del usuario, muchas veces éste tiende a percibir a esta tecnología como un ser con personalidad propia, aunque en realidad se trate solamente de un algoritmo sofisticado.
Por si fuera poco, algunas plataformas de IA han comenzado a incorporar avatares digitales con expresiones faciales, gestos y voces sintéticas realistas, diseñadas para aumentar la sensación de interacción humana. La combinación de lenguaje corporal digital y modulaciones de voz puede hacer que los asistentes virtuales parezcan más “vivos” y por ende sean atractivos para algunas personas.
Por otro lado, a diferencia de las relaciones humanas, en donde las interacciones pueden verse afectadas por factores como el estado de ánimo o la disponibilidad de alguna de las dos partes, la IA está siempre accesible y dispuesta a escuchar sin interrupciones.
Debido a su programación, los modelos de IA no juzgan, critican, ni rechazan a los usuarios, por lo que muchas personas han encontrado en esta tecnología un espacio seguro para expresar sus emociones sin temor a ser vulnerados. Esto puede hacer que los usuarios se sientan más cómodos interactuando con una IA que con personas reales.
Los riesgos potenciales de “enamorarse” de la IA
A pesar de los beneficios emocionales y la sensación de compañía que la inteligencia artificial puede proporcionar a las personas, el desarrollo de relaciones afectivas con asistentes virtuales impulsados por esta tecnología conlleva a riesgos significativos.
Uno de los principales problemas es que estas relaciones son totalmente unilaterales. A diferencia de una interacción entre dos seres humanos, donde ambas partes experimentan y expresan emociones genuinas, la IA solo simula emociones basadas en datos y algoritmos.
Lo anterior puede generar una falsa sensación de reciprocidad en los usuarios, quienes pueden llegar a creer que la IA realmente se preocupa por ellos, cuando en realidad sólo responde de acuerdo con su programación. La falta de autenticidad en estas interacciones puede provocar desilusiones emocionales cuando los usuarios se dan cuenta de la naturaleza artificial de la relación.
Otro problema es el posible aislamiento social que se puede generar a medida que las personas desarrollan vínculos emocionales con la IA, ya que al hacer esto podrían reducir su interés en establecer o mantener relaciones con otros seres humanos.
Al encontrar en un asistente virtual una fuente constante de atención, comprensión y afecto, hay personas que se sienten desmotivadas a dejar de buscar conexiones reales más complejas, lo que eventualmente puede afectar sus habilidades sociales y su capacidad para interactuar en entornos humanos.
Esto es particularmente preocupante en personas que ya tienen dificultades para socializar, como aquellos que sufren de ansiedad social o depresión, pues la IA podría reforzar su tendencia a evitar el contacto humano en lugar de ayudarlos a superarlo.
Si bien es cierto que la IA puede proporcionar apoyo emocional y servir como una herramienta para combatir la soledad, también existe el riesgo de que las personas desarrollen una dependencia excesiva a estas interacciones artificiales, afectando sus habilidades sociales y su bienestar emocional.
Debido a lo anterior, a medida que la tecnología continúa evolucionando, es importante reflexionar sobre los límites y la autenticidad del papel de la IA en la vida amorosa de las personas.