Por Redacción TNE
Logra de una vez por todas dejar en buenas manos aquello que te está retrasando en el trabajo.
Delegar es una de las cosas más difíciles dentro del liderazgo, pero la mayoría de las veces es sumamente importante para que la productividad siga fluyendo.
Ya sea por malentendidos, confusiones, mala organización o bajo desempeño, encomendar tareas a otros a veces resulta un completo desastre, sin embargo sí hay un proceso clave que puede enseñarte cuándo es necesario hacerlo y cuándo no, o en quién puedes confiar para darle una responsabilidad grande.
Estos elementos clave te pueden ayudar a mejorar y a dejar ir aquello que te detiene de ser más productivo.
1. Define claramente qué es lo que quieres
Ya sea si delegas una tarea o delegas una responsabilidad, es necesario ser totalmente claro, ya que una difiere de la otra. Cuando estás dejando un compromiso importante también tienes que dar la autoridad para tomar decisiones acertadas, si no es como si estuvieras amarrando sus manos y es aquí cuando se vuelve ineficaz el proceso de delegación.
Cuando se encomienda una tarea también se debe ser claro en qué es lo que quieres exactamente, cuál es el resultado que esperas y el tiempo en el que sería ideal haberlo concluido.
2. Sé transparente
Aunque tú sepas que has dado la actividad a la persona correcta para completarla, también es necesario darle los recursos adecuados para que alcance el desempeño ideal, sin embargo si no hay suficientes, es preciso ser honesto con ella y decirle qué es lo que tiene y en qué otros aspectos tendrá que ser creativo para completar su trabajo.
También es ideal compartirle tu experiencia desempeñando ese trabajo, ¿en qué has fallado?, ¿qué técnicas te han ayudado?, ¿qué hubieras cambiado?, etc. Entre más transparente seas en este aspecto, más fácil será para esa persona cumplir con la responsabilidad y tú podrás estar mucho más tranquilo.
3. Da libertad
Aunque es bueno dar tu punto de vista y contar sobre tu experiencia, no es recomendable involucrarte demasiado en el proceso; deja que la persona cometa errores y aprenda de ellos, dale la oportunidad de desempeñarse libremente y encontrar nuevas maneras de hacer las cosas, probablemente sea más cómodo y productivo para él.
Encomendar una actividad que requiere libertad sin dársela, será contraproducente para ti mismo, pues no estás permitiendo que sea creativo y aprenda a resolver y al final, la carga de trabajo puede repercutir en ti.
4. Establece límites claros
Por mucha libertad que queramos dar, también hay que ser realistas para darnos cuenta que no es conveniente “soltar mucho la rienda”; la persona responsable no siempre podrá tomar los recursos que quiera para resolver errores y no todo podrá hacerlo en el tiempo que lo desee.
Si desde un inicio defines fechas de entrega, limitaciones, recursos que están disponibles y los que no, o errores que no puede darse el lujo de cometer, tendrás una comunicación más satisfactoria y efectiva, así podrás ahorrarte en el futuro daños mayores.
La parte más importante al momento de delegar es aprender a confiar; la confianza sin duda es lo que te llevará a un proceso de delegación efectivo, ya que aunque proveas suficientes recursos, consejos, libertades y tengan comunicación constante, si no confías en la persona a la que le vas a dejar una responsabilidad, ésta lo percibirá y su seguridad se verá afectada.