Por Redacción TNE
Personaje polémico que durante toda su campaña se ganó la admiración de muchos por el manejo de su estrategia que lo llevó a ser presidente electo de la nación más poderosa del mundo.
¿Cuánta profundidad necesita la sociedad para motivarse a elegir una postura política o un candidato?
Como lo menciona el presidente de la Consulta-Mitofsky, Roy Campos: “No importa la cantidad de medios, estrategias, dinero o apoyo de figuras públicas que tenga un candidato, al final el que reúne el mejor coraje (nacionalismo) de la población se lleva la elección”.
Dejando a un lado las distintas opiniones, algo digno de reconocer fue la estrategia de mercadotecnia que lo propulsó hacia el triunfo durante las elecciones, posicionándolo como claro vencedor al frente de los Estados Unidos.
El magnate multimillonario logró incrementar su marca personal debido a la gran habilidad y personalidad para controlar los medios del entorno a su favor.
Aunque es difícil de reconocer, estos fueron los aspectos de gran importancia que cimentaron su única meta: el triunfo.
El uso e impacto de las plataformas sociales
Con el paso de los años, los medios de comunicación han desarrollado espacios de influencia monopolizados sobre la sociedad, en donde la llegada de las redes sociales lograron ponerle fin a ello.
Se sabe a la perfección que el magnate cuenta con demasiada exposición en medios tradicionales como la televisión y prensa, ya que en gran medida hablan de él sin importar la connotación del mensaje. Es por eso que la idea principal estuvo basada en incrementar la inversión digital y dejar atrás las típicas vías para darse a conocer.
A modo que prefirió adoptar las redes sociales (Facebook y Twitter), así como otras de gran crecimiento (Instagram y Snapchat) como el epicentro de toda su campaña. Lo anterior provocó que éstas se convirtieran en un círculo vicioso de información, que sólo se mostraba lo que el público quería ver: polémica (disputas y controversias). Es por eso que gran parte de la cobertura de la televisión y otros medios “clásicos” se derivó por el impacto de las mismas.
Como dato adicional: MarketWatch presentó cifras de la publicidad gratuita que obtuvo el multimillonario, alcanzando los tres mil millones de dólares de mayo a la fecha.
Ser auténtico
Otro de los elementos clave en su estrategia para imponerse en la contienda electoral fue el mantener (conservar) su esencia.
El magnate siempre se preocupó por mostrar el amor y las ganas de ayudar a su país; mientras que de manera simultánea, daba a conocer que él era diferente a su opositora (por pertenecer al “sistema” al haber trabajado con Obama) por ser empresario y no un político.
Esto fue generando que sus mensajes adoptaran la esencia norteamericana que llegó a muchas personas de todas las clases socioeconómicas, situación que le generó una gran ventaja a favor, que logró atribuirse el triunfo frente a las distintas comunidades que se establecen en el país.
No hay que deducir mucho, Donald Trump ganó la fama de ser una persona autentica frente a sus votantes gracias a su polémica personalidad.
Hablar siempre con la verdad
El nuevo presidente electo nunca demostró dificultad alguna para decir lo que exactamente piensa, ni experimentó la presión del público ante descalificaciones por sus comentarios que, en su gran mayoría, generaron controversia.
Durante toda su campaña fue un gran narrador, ya que supo vender su idea de manera clara, la cual es considerada como una de las características fundamentales para innovar dentro del mercado. Aunado a esto, su impecable capacidad para dar discursos agresivos atrajo la atención de la audiencia, que en términos de marketing se considera una buena práctica.
Con estos elementos primordiales, Trump logró el efecto que toda agencia de mercadotecnia busca conseguir, la publicidad de boca en boca.
El caso de Donald Trump se resume a un simple término: saber diferenciarse de la competencia (candidato). En donde importó poco calificarlo de irresponsable, soberbio o que no conocía la empatía; él propuso una idea que vivía en lo más profundo de la mente de muchos americanos y extranjeros fomentando el fenómeno del voto oculto.
Tal y como lo señala Umberto Eco en su libro Construir al enemigo: “Tener un enemigo es importante no sólo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores”.
Finalmente, la noche del ocho de noviembre es memorable para la comunidad estadounidense por dos un aspecto relevante:
La carencia conocimiento sobre las emociones, en donde estas son capaces de invadir la razón y tomar decisiones sin importar el trasfondo.