Planea tus propósitos de año nuevo desde ahora y enfócate en poner en práctica pequeñas acciones que te impulsaran a alcanzarlos.
Por Redacción TNE
La primera razón por la que las metas de Año Nuevo no se cumplen es porque carecen de precisión. ¿Sabes realmente cuál es su origen? ¿Qué fue lo que las detonó? ¿Por qué son importantes para ti? ¿Cuál será su impacto en tu vida si las cumples? Si no tienes ni la más mínima idea de cómo responder estas preguntas, lo único que conseguirás es sentirte indiferente, no habrá un incentivo real para ir tras dichos objetivos.
Como segunda causa de incumplimiento está el sentirse abrumado. Quizá en un momento de emoción desataste tu potencial voluntad y asumiste que podrías cumplir con todo lo que te propusieras; en otras palabras, de manera consciente o no, quisiste abarcar mucho sin darte cuenta de que en realidad terminarías por apretar poco. Al final, lo único que conseguirás es renunciar antes de siquiera haber iniciado la carrera, todo porque las dudas te asaltaron. “¡No puedo hacerlo!” y así se desata una letanía de frases desalentadoras que llevan a descarrilarte.
Por último, lo más probable es que ni siquiera estés preparado para cambiar o tal vez los propósitos realmente no son los que quieres. A lo mejor no necesitas ir al gimnasio, pero te vendrá mejor ir a caminar a la montaña todas las mañanas, inscribirte en clases de baile o simplemente practicar tu deporte favorito con amigos; por ejemplo, una cascarita de futbol. En otras palabras, el problema está en el enfoque.
Asegura la motivación y usa el lenguaje adecuado
A lo anterior se suma la importancia de disfrutar lo que haces y a la recompensa que recibes por poner en práctica el nuevo hábito. Así resulta más fácil mantener dicho comportamiento a lo largo del año. Por otro lado, está el lenguaje que usas; por ejemplo, la palabra “debería” está asociada con la culpa, porque implica realizar algo a lo que se le está sacando la vuelta: “debería hacer ejercicio” o “debería comer más saludable”. En cambio, “lo haré” refleja determinación y disposición para dar ese importante primer paso.
Pequeñas acciones enfocadas a cambios duraderos
Antes de realmente pensar en los tres o cinco hábitos que quieres lograr consolidar en tu vida durante este año, mejor piensa en los pequeños ajustes de tuerca que te ayudarán a crear nuevos patrones de comportamiento que se traducirán en acciones y actitudes que le darán un giro de 180° a tu vida:
1. Mantente positivo: independientemente de los vaivenes de la vida, está en tus manos tener una visión optimista de lo que ocurre en tu entorno, por más difícil que pueda ser determinada situación. La felicidad no es una cuestión de tener algo o de cumplir objetivos, más bien reside en tu interior. Esta se vuelve una herramienta esencial para salir adelante, cuando todo alrededor parece ir en picada. Está bien que quieras bajar de peso, pero no te obsesiones con ir el gimnasio todos los días; a lo mejor sólo necesitas ir a caminar al parque con tu mascota y ser constante en ello.
Una actitud positiva elevará tu autoestima, así sentirás más confianza para realizar nuevos proyectos, personales y/o profesionales. Incluso si no dominas ciertos conocimientos o herramientas, lo importante es tener el interés en aprender. Olvídate de lo que digan los demás, su opinión no te define. El primero que debe creer en ti eres tú mismo, el resto de las personas lo harán cuando te des tu lugar.
2. Duerme adecuadamente: una buena noche descanso es igual de importante como cualquier otra actividad, ya sea comer o hacer ejercicio. El estrés es considerado la enfermedad del siglo XXI, este enemigo silencioso deriva de un mundo más acelerado. Si no previenes dicha problemática, los problemas asociados serán más complicados de resolver, ya sean cuestiones respiratorias, circulatorias, cardiacas u otros padecimientos como la diabetes o ciertos tipos de cáncer.
Evita usar dispositivos y mirar pantallas por lo menos una hora antes de acostarte. Ve a la cama a la misma hora todas las noches, así tu cuerpo se acostumbrará y reconocerá cuándo es el momento indicado de “apagar las luces”. Seguro habrá días en que no podrás hacerlo, pero procura que esto no sea recurrente.
3. Levántate temprano: aprovechar al máximo el día requiere abandonar la comodidad de las sábanas a cierta hora. Lo ideal es que lo hagas a las 5:30 am sin pulsar el botón de snooze tras sonar la alarma del despertador. Durante la mañana puedes realizar alguna actividad que te apasione y llene de energía, ya sea leer, escribir, actualizarte con las noticias o avanzar en un proyecto personal. Incluso durante el fin de semana es importante despertar temprano, quizá no a la misma hora que entre semana, pero tampoco después de las ocho o nueve de la mañana; si aprovechas más el día para realizar actividades laborales o sociales, tendrás oportunidad de tener un descanso reparador que te prepare para iniciar con nuevos bríos la siguiente semana. Date un incentivo cada que consigas cumplir con esta meta de levantarte temprano.
4. Sé puntual: llegar a tiempo al trabajo, a una junta profesional o cita personal, significa mostrar respeto por los demás y que eres capaz de gestionar tu agenda, sobre todo si ellos dependen de ti para concluir una tarea o tienen otro compromiso. Por tal motivo, es importante que planees con anticipación tus actividades, que dejes espacio entre estas a fin de mantenerte flexible y prevenir contratiempos (por ejemplo, retraso de una reunión, el tráfico o un accidente vial). En caso de que vayas a llegar a tarde a tu compromiso ten la cortesía de avisar para que las otras personas estén enteradas y ajusten su agenda si es posible.
5. Sonríe con más frecuencia: no sólo debes dibujar una sonrisa cuando ocurra algo que lo justifique, también puedes hacerlo por disposición propia. Esto para atraer a las personas que están a tu alrededor. ¿Te imaginas cómo esto puede ayudarte en una sesión de networking a la hora de buscar nuevos contactos con los que puedas colaborar para hacer crecer tu proyecto o trabajar de manera conjunta?
Otro de los beneficios que presenta este acto es una mejora de tu humor y contribuye a reducir el estrés, mantiene el sistema inmunológico fuerte y la presión sanguínea baja.
6. Di ‘gracias’ en cada oportunidad: “Sentir gratitud, pero no expresarla es como envolver un regalo y no darlo”, dijo William Arthur Ward (+), profesor, escritor y abogado. Esta simple acción resulta difícil llevarla a cabo ya sea por una cuestión de ego; sin embargo juega un rol crucial en una empresa para incrementar los índices de retención y la productividad. Ya sea a nivel profesional o personal, mostrar agradecimiento eleva tanto la autoestima propia como la del otro.
7. Escribe un diario: poner por escrito las ideas implica tener una mayor consciencia y claridad sobre los objetivos que se quieren lograr. Soltar la pluma al finalizar cada día ayuda a definir qué se ha hecho y cómo se ha conseguido algo y cuáles son las áreas de oportunidad para mejorar. Asimismo, permite registrar los éxitos y recordarlos al leerlos durante momentos adversos.
Las metas que valen la pena perseguir no son fáciles, por ello escribe aquello que hayas logrado con esfuerzo y dedicación, así crearás un dossier que podrás consultar para inyectarte confianza sobre lo que has logrado en el pasado y que puedes ir por más.
Todas estas acciones mencionadas te ayudarán a crear un nuevo yo, con más confianza y seguridad. Esto a su vez se traducirá en una mayor capacidad para lograr cambios duraderos en tu vida e ir tras aquello que te propongas. Al estar bien contigo mismo y con los demás, podrás dar lo mejor ti.
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