La región de San Francisco ha sido criticada por desasociarse de la población en general y crear “soluciones” para problemáticas que en realidad no lo son.
Por Redacción TNE
El centro de innovación más importante del planeta, la cuna del emprendimiento tecnológico, el sueño dorado de cualquier techie. Estas son varias de las frases que mejor describen a Silicon Valley, la zona de Valle de Santa Clara, hogar de gigantes como Facebook, Google, Apple, LinkedIn, entre muchas otras empresas que activamente buscan generar cambios disruptivos mediante nuevos usos para la tecnología.
El lugar también es conocido por ser el origen de una gran cantidad de startups, a tal grado que el 30% de todas las inversiones de capital de riesgo en los Estados Unidos los recibe esta zona del estado de California1. Con el paso de cada año, estos emprendimientos se separan cada vez más de la realidad al enfocarse en lo que los techies consideran como “problemáticas”, situaciones que a ellos les parecen inconvenientes pero que para el grueso de la población son hechos intrascendentes.
Silicon Valley ha sido duramente criticado en estos tiempos por resolver únicamente problemas para el primer mundo: ellos y sus inversionistas. La invención radical ha quedado de lado para fomentar las comodidades de personas privilegiadas, cerrando su visión al resto del mundo.
Casos de anti innovación
Tomemos el reciente escándalo de Juicero, una exprimidora de 400 dólares a la cual le colocabas una bolsa de frutas o verduras previamente cortadas y la máquina te la convertía en jugo. Después de recibir más de 120 millones de dólares en inversión, salió a la luz que era igualmente efectivo exprimir los paquetes a mano.
Después de dicho incidente, sus creadores argumentaron que el dispositivo era mucho más que una simple máquina exprimidora, que su conectividad al Internet de las cosas le permitiría identificar productos expirados (cabe recordar que la fecha de caducidad venía impresa en cada empaque).
Startups como WeFuel, Purple y Filld tratan de liberarnos del monumental problema que es llenar el tanque de gasolina, al instalar dispositivos a tu vehículo para que camiones lleguen a rellenarlo mientras estás estacionado en una plaza o en el trabajo. “Todos llevamos vidas ocupadas, tratando de equilibrar el tiempo con el trabajo y la familia, pero algo siempre se interpone en el camino: la gasolinera”, dicen, “nos encargamos de la desagradable experiencia de parar por combustible”.
Bodega, un emprendimiento de exempleados de Google, busca colocar máquinas expendedoras que aprenden con machine learning cuáles son los objetos que más se venden en la zona para reabastecerla de acuerdo a ello, como si un repartidor no pudiera ver con sus propios ojos los productos que faltan. El único propósito de esta idea parece ser quitarle el mercado a las tradicionales tiendas de conveniencia.
Estos casos resaltan el creciente conflicto dentro del centro tecnológico, de acuerdo a críticos del tema, que los más recientes emprendedores han recaudado millones de dólares en startups que proveen servicios por los cuales la demanda es poca, prefiriendo atender a la clase alta en vez de las clases media y baja, que ocupan un mayor porcentaje de la población. “Silicon Valley vive en una burbuja de tecnología que no es accesible para el resto del mundo”, dice Jan Dawson, fundador de JackDaw, firma de consultoría de software y dispositivos para consumidores.
Nunca dejes de escuchar
¿Cómo se puede aplicar este conocimiento? El problema de las grandes tecnológicas es que se preocupan por amenidades que sólo los benefician a ellos mismos, sin tener un mercado fijo fuera de su círculo.
Lo anterior es comparable dentro una empresa a dejar de velar por el cliente, están para ser escuchados, nunca asumas que sabes más que ellos. Lo que realmente obstaculiza el cambio son las propias suposiciones dentro del liderazgo de lo que quieren los consumidores2. No pierdas el contacto con la realidad como pasa en Silicon Valley y busca la innovación en beneficio de problemáticas reales.
Referencias:
1Expansión
2Matt Dixon, experto en ventas
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