Con tu comportamiento puedes lograr que otras personas reaccionen de forma optimista, te sigan y vean como un líder.
El cuerpo, entre otras cosas, libera endorfinas que generan bienestar, relajación y buen humor. Así opera científicamente, pero si con tus acciones logras influir en los demás de manera positiva y les estimulas la producción de estos componentes, seguro serás un imán social y querrán seguirte.
La ciencia de influir
En 1970, el Dr. John Diamond presentó una nueva disciplina denominada kinesiología del comportamiento enfocada en evaluar los efectos de los estímulos internos y externos en el cuerpo y cómo inciden en el sistema de energía corporal1. En otras palabras, los músculos se fortalecen o debilitan según sean positivos o negativos los estímulos.
Por su parte, el Dr. David Hawkins realizó pruebas basándose en los hallazgos de Diamond para medir las reacciones musculares y analizar los instintos humanos. Esto le permitió comprender mejor el subconsciente, deducir y monitorear tanto las reacciones positivas como las negativas, creando así un perfil de la experiencia humana denominándolo “mapa de la conciencia”.
A través de la percepción el cerebro usa su “programación” para procesar la cultura, experiencias pasadas, recuerdos y expectativas2. Por ello, cada persona experimenta de manera distinta el entorno y crea una realidad que encaje con sus supuestos.
Dos partes del cerebro juegan un rol crucial a la hora de formar una impresión: la amígdala y la corteza cingulada posterior (CCP). La primera recibe información de los sentidos, lo que hace complejo procesar diferentes estímulos sociales, y contribuye a diferenciar entre aquellos que son buenos y dañinos3.
Por otro lado, la CCP gestiona la memoria y cómo es influenciada por las emociones, tiene un efecto sobre la atención al relacionarnos con las personas y el entorno. Es la responsable de evaluar objetos, opciones y tomar decisiones.
La amígdala y la CCP procesan las primeras impresiones sobre los demás, se
analiza la información sobre lo importante que ellos son para nuestras propias motivaciones y mundo social. De esta manera buscamos la forma para incluirlos en nuestra red personal.
Científicamente está demostrado cómo reacciona el cuerpo a los estímulos positivos y cuáles pueden ser sus efectos. El cuestionamiento que surge es: ¿cómo transformar esto en acciones concretas para influir en los demás y lograr cambios benéficos que fortalezcan los lazos a nivel individual y de equipo?
Liderazgo basado en poder
Impactar positivamente en los colaboradores difiere de lo sugerido por Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, recomendando el uso de la fuerza, la coerción y la rudeza. Sin embargo, el poder se basa en las relaciones y la reputación, bajo métricas que mejoren la vida de las personas y la búsqueda de un bien común a nivel laboral o comunitario4.
Los verdaderos líderes usan la inteligencia emocional (IE) al confrontar sus sentimientos y empatizar con los demás. Obtienen el máximo beneficio de la diversidad y empoderan e inspiran a sus colaboradores para trabajar óptimamente y alcanzar las metas dejando a un lado sus egos.
Considera que el 90% de las personas con alto desempeño tiene una alta IE que es la responsable del 58% del rendimiento laboral5.
El liderazgo y el poder basados en la inteligencia emocional deben cultivarse internamente. La fuerza puede redituar a corto plazo, pero impide construir relaciones sólidas basadas en la confianza y la lealtad entre los miembros del equipo. Esto sólo se logra mediante la integridad, el entendimiento y la capacidad de mostrar compasión a quienes te rodean.
Habla correctamente con tu cuerpo
Debe confiarse en el lenguaje corporal porque los seres humanos tienden a preferir o ayudar a quienes imitan su comportamiento no verbal, incrementando la confianza y comodidad6.
Estas son algunas posturas básicas para lograrlo:
- Saludos: usa sólo una mano, sin apretar fuerte y mantenla vertical, mientras que la otra debe estar visible. Hacerlo con las dos podría considerase presuntuoso. Si el gesto se realiza con la palma hacia abajo puede asumirse un comportamiento dominante. No olvides mirar a los ojos y sonreír.
- Comunicación: transmite ideas de forma efectiva siendo curioso y haz preguntas para conocer a quienes te rodean, así cultivarás las relaciones. Escucha a fin de comprender las necesidades, metas y sueños de la otra persona. Así generas rapport y los lazos se fortalecen. Exprésate bien de los demás, ya que se te asociará a ti con lo que digas de ellos.
- Postura: colócate a lado de un hombre con el cuerpo ligeramente girado hacia él si estás de pie; si lo haces sentado, no lo hagas de forma frontal. Si el intercambio se da con una mujer, párate o siéntate frente a ella, así evitarás invadir su espacio personal.
Diversos experimentos comprueban lo anterior demostrando que quienes cuentan con un poder duradero y son capaces de influir en los demás, comparten cinco características que aportan un balance entre la razón y los sentimientos7:
- Enfoque: tienen metas y reglas claras, un propósito que los mantiene ocupados a ellos y sus equipos de trabajo. Son capaces de gestionar sus pensamientos y sentimientos con el fin de mantener excelentes niveles de innovación, confianza, adaptabilidad y consciencia para ser productivos.
- Apertura: son empáticos y orientados al servicio al comprender las necesidades particulares de cada individuo. Escuchan activamente y cuestionan porque al mostrar curiosidad mejoran las relaciones y conectan con las personas, quienes sienten mayor confianza para compartir sus ideas.
- Calma: proyectan quietud y perspectiva, controlan sus emociones, piensan antes de actuar y asumen su responsabilidad si reaccionan mal. Son conscientes de que la respuesta de la otra persona depende de su comportamiento.
- Entusiasmo: muestran interés en los demás, interceden por ellos y celebran sus logros. Expresar alegría por su buen rendimiento resulta muy significativo para ellos, además de sentirse inspirados para ir tras sus metas.
- Generosidad: cooperan y dignifican a los colaboradores porque están conscientes de que si no se fortalecen los lazos laborales aumenta el estrés. Cuando la interacción social es positiva, mejoran los estados emocionales y de salud del equipo.
“Alrededor de 70 estudios demuestran que quienes se encuentran en el poder, ya sea en los negocios, la educación o el ejército, reúnen estas cualidades consistentemente”, de acuerdo a Keltner. “Cuando los individuos usan su poder en pro de un bien mayor, la evidencia señala que ellos y a quienes empoderan, son más felices, saludables y sosteniblemente productivos”7.
Considera que tu liderazgo debe enfocarse a mostrarte seguro de ti mismo sin caer en una arrogancia, procura una actitud abierta y flexible que te convierta en un imán para crear nuevas relaciones y fortalecer las actuales. Así que pon de tu parte para influir de manera positiva en los demás, ¡cosecharás maravillas!
Referencias: 1International Center for Nutritional Research, Inc. 2Quora 3Psychology Today 4Brainpickings 5INC.com 6Sucess 7Talentculture
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