Por Redacción TNE
Un superdotado que prácticamente lloraba por todo, lo cual pudo ser de utilidad en muchas de sus hazañas.
Steve Jobs fue un emprendedor creativo, una mente maestra de la tecnología que sacó adelante una de las empresas más innovadoras de los últimos tiempos, sin duda se destacaba por poner empeño al diseño y funcionalidad de sus productos, sin embargo había otra cosa que lo caracterizaba: era considerado un “llorón”.
¿Te imaginas? De acuerdo al escritor de su biografía autorizada Walter Isaacson, Steve lloró cuando fue echado de su propia empresa, cuando vio el famoso comercial de Apple por primera vez en 1984, cuando Pixar tuvo una batalla contra Disney, cuando la revista Time puso a la Mac en su portada en vez de a él, entre muchos otros hechos que marcaron su carrera.
Mayormente Jobs lloraba cuando se sentía frustrado o no salían las cosas como él deseaba, así como otras ocasiones en las que simplemente denotaba lágrimas de alegría.
Un gran error en nuestra sociedad es percibir el llanto como una debilidad o un factor de vulnerabilidad, lo que hace que muchos lo repriman, sin embargo esta práctica es una de las mejores formas para reducir el estrés, que también funciona como un propósito bioquímico.
Cuando lloramos se reducen las hormonas causantes del estrés, bajando también los niveles de manganeso, lo cual regula el estado de humor. De acuerdo a la escuela de medicina UCLA, derramar lágrimas también sirve como un desahogo emocional que puede proveerte incluso claridad mental, lo que muchas veces puede traducirse a la generación de un montón de buenas ideas.
Este hábito de Jobs ya no se ve tan descabellado después de todo, principalmente porque también cuenta con una función social, según la doctora Lauren Bylsma de la Universidad de South Florida, el llanto puede ayudarte a obtener apoyo de aquellos que te están viendo y lograr persuadirlos, sin embargo también puede resultar como un acto manipulador.
Cuando te sientas afligido, frustrado o simplemente triste, no retengas tus lágrimas, ésta podría ser la mejor forma de soltar el estrés y aclarar tus pensamientos, que suelen nublarse cuando traemos demasiados sentimientos reprimidos. Según los estudios, llorar es bueno, sin importar género, edad o normas sociales.