Tras avergonzar al Partido Comunista, el empresario chino desaparece del mapa, generando conjeturas sobre su paradero en un país caracterizado por un férreo control mediático y misteriosas “abducciones”.
En octubre de 2020, Jack Ma, cofundador de Alibaba, dio un discurso en el marco de la Bund Finance Summit en Shanghái, el cual criticó al gobierno chino y al sistema financiero por atentar contra la innovación. Además, acusó a los bancos de operar como casas de empeño que terminan por impactar en el emprendimiento dentro del país al buscar protegerse, forzando a los líderes de negocio a ofrecer garantías.
Tras su participación en la cumbre, le siguió Wang Qishan, considerado la mano derecha de Xi Jinping, presidente de China, cuyas palabras fueron totalmente opuestas. De hecho, enfatizó la necesidad de regular los negocios para que estos no se volvieran los amos del estado.
La contradicción no se hizo esperar cuando el mismo Jack Ma es miembro del Partido Comunista. ¿A caso se estaba rebelando contra la autoridad? ¿Su discurso podría considerarse “incendiario” en un país que adora el fuerte control sobre las empresas y la sociedad?
A partir de entonces, el magnate de negocios desapareció de los reflectores. Se especuló que había huido de China, que había sido arrestado o que solo intentaba mantener un bajo perfil, generando un misterio sobre su paradero. Incluso fue reemplazado de forma súbita como juez en Africa’s Business Heroes, un programa de TV sobre talentos y emprendimiento del cual él mismo es productor.
En China, Ma es sinónimo del éxito. Él creció durante la época comunista, fue rechazado de muchos trabajos, incluyendo de un KFC y reprobó dos veces los exámenes para ingresar a la universidad. Pero nada de esto lo detuvo para fundar Alibaba, la compañía que le juega al tú por tú a Amazon, dirigida por Jeff Bezos.
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Últimamente, un sector de la población se ha vuelvo en su contra. De ser considerado uno de los hombres más queridos, ahora pasa a ser uno de los más odiados. Algunos lo han catalogado como “villano”, “endemoniado capitalista” o “fantasma chupasangre”1.
Encima de esta debacle, el gobierno de Xi Jinping, junto con todo el aparato del Partido Comunista, busca a toda costa reducir el poderío con el que Jack Ma cuenta a través de sus empresas, incluidos medios de comunicación.
¿Habría sido diferente la situación si el otrora CEO de Alibaba se hubiera callado? Nadie lo sabe, sobre todo cuando es ‘normal’ que multimillonarios en China desparezcan misteriosamente. Mientras algunos regresan, otros terminan en prisión y unos más caen de edificios2. Pero algo nos dice que Jack Ma no está totalmente fuera de combate, volvió a aparecer en enero de 2021 dando un discurso a una comunidad rural.
Lo anterior habla de que no todo está acabado, él tendrá que averiguar la forma de darle continuidad a sus negocios. Tanto el gobierno como el empresario tendrán que encontrar la manera de resolver sus diferencias. ¿Cómo quedaría parado el gobierno si uno de los empresarios más exitosos, que dan la señal de que es posible darle batalla a Estados Unidos, de pronto es minimizado?
Claroscuros para un ídolo de los negocios
Todo el resentimiento que se ha generado en torno a la figura de Jack Ma bien busca ser aprovechado por el gobierno chino, el cual quedó avergonzado tras las declaraciones de Ma durante el citado discurso. El daño colateral impactaría a los emprendedores y al clima de negocios bajo el mando de Xi Jinping, quien valora el servilismo y la lealtad sobre todo lo demás.
Durante su reunión anual a inicios de enero, el Partido Comunista prometió fortalecer las medidas antimonopolio y prevenir la desordenada expansión del capitalismo. Estas acciones encienden los focos de alarma, ocasionando que empresarios de China se cuestionen qué dirección tomará el país.
Por lo pronto, la guerra contra Jack Ma ha comenzado. Desde el año pasado, el gobierno ha buscado desmantelar el emporio conformado por Alibaba, el sitio de e-Commerce; Ant Group, su filial financiera, cuya Oferta Inicial Pública (IPO, en inglés) valuada en 37 mil millones de dólares, fue suspendida en noviembre de 2020 por las autoridades, alegando que debía renovar su negocio de préstamos para cumplir con los requisitos de capital. En diciembre de ese año se añadiría una investigación antimonopolio contra Alibaba.
A lo anterior se agrega que la empresa es dueña del South China Morning Post (SCMP), uno de los periódicos más importantes del país. Esto se suma a otros medios como el sitio 36Kr, de noticias tecnológicas, así como el Shanghai Media Group, que opera bajo un acuerdo estratégico con Alibaba.
Si bien Jack Ma aclaró que el SCMP mantendrá su independencia editorial, Alibaba cuenta con participación tanto en Weibo (el “Twitter” chino), Bilibili, un sitio de videos popular entre los jóvenes (rival de Tencent), Youku, una plataforma para streaming de video y Yicai Media Group, unos de los corporativos de noticias más influyentes del país. En consecuencia, no es de extrañar la preocupación que le genera al gobierno.
Bajo este escenario, al gobierno le inquieta el poder mediático de Jack Ma, asegurando que el empresario tendría mucha capacidad de influir en la opinión pública, en un país donde se ejerce un estricto control por parte de las autoridades.
Ante este panorama, Beijing quiere que Alibaba venda parte de los activos que tiene invertidos en medios de comunicación, incluido el SCMP. Por otro lado, al gobierno también le molesta la influencia de la compañía en redes sociales, tras un escándalo en febrero de este año protagonizado por Jiang Fan, el miembro más joven del C-Suite de la empresa, cuando su esposa, a través de Weibo, advirtió al influencer Zhang Dayi que se mantuviera lejos de su pareja. Tras lo sucedido, publicaciones en diversas plataformas comenzaron a desaparecer, lo que causó el enojo del gobierno.
¿Futuro incierto?
La reaparición de Jack Ma elevó el valor de las acciones de Alibaba en un 8.5 %3 cuando salió en el video donde daba un discurso a una comunidad rural. Sin embargo, esto no representa que la situación ha mejorado para el empresario.
No hay certeza de que Ma se encuentre bajo detención. No obstante, el hecho de que sus empresas sean parte integral de las operaciones financieras para una gran parte de la población china y su influencia sea indudable, esto no es suficiente para quedar exento de ser perseguido por el gobierno.
Pareciera que Jack Ma atraviesa por una situación que lo haga sentar cabeza, incluso mostrándose más alineado con el gobierno chino. Durante el discurso a la comunidad rural mencionado anteriormente, declaró que los líderes de startups deberían enfocar su tiempo en la revitalización del campo y la prosperidad común, temas base en la agenda de Beijing.
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Existe la opinión de que Xi Jinping ha conseguido que surjan emprendedores patrióticos que han hecho mucho dinero y han aportado bastante tanto a China como al Partido Comunista. ¿Será que esto tendrá que ser tomado en cuenta para crear nuevos negocios o se podrá seguir una vía más “independiente” del gobierno?
La moneda está en el aire y lo que ocurra con las empresas de Jack Ma marcará un precedente de lo que es posible hacer en China. Habrá que estar atentos a lo que suceda en los próximos meses para ver qué pasará con la vida empresarial de este magnate de los negocios.
Referencias: 1New York Times, 2The Independent, 3The Guardian