Los ataques cibernéticos, silenciosos pero devastadores, se han convertido en elementos cruciales en una estrategia militar, transformando los conflictos bélicos en enfrentamientos donde la ciberseguridad es tan crítica como las armas en el campo de batalla.
La alta dependencia que tienen las sociedades de la tecnología en el mundo moderno está transformando radicalmente la manera en que se combaten los conflictos bélicos, trasladándose del campo de guerra al ciberespacio.
Aunque a veces no lo parezca por su naturaleza sigilosa, los ciberataques pueden llegar a ser mucho más certeros y dañinos que los métodos de ataque tradicionales, ya que son fundamentales para la planeación de acciones militares físicas y el conflicto entre Israel y Palestina es una prueba fehaciente de esto.
Dada la avanzada capacidad de ambos bandos en el campo de la tecnología, la guerra en el medio oriente está alcanzando una dimensión cibernética significativa sin precedentes, por lo que vale la pena profundizar en el importante rol que juega la ciberseguridad en una guerra.
La ciberseguridad se ha vuelto un componente crucial en la guerra en el medio oriente
El líder de la Dirección Nacional Cibernética del gobierno Israelí, Gaby Portnoy, reveló hace un par de semanas que la intensidad de los ciberataques contra Israel han alcanzado niveles históricos y se han triplicado desde el estallido del enfrentamiento bélico contra Hamás el 7 de octubre, a medida que Irán y la organización paramilitar libanesa, Hazbolla, trabajan estrechamente en contra de Israel. Según Portnoy, se registraron 3,380 ciberataques entre octubre del 2023 y enero del 2024.
Lo anterior se debe a diversas razones que han hecho que una buena estrategia de inteligencia de amenazas se vuelva tan importante como las fuerzas armadas para los gobiernos.
Ciberataques para desestabilizar al oponente
En primer lugar, la ciberseguridad se ha convertido en un componente esencial de la seguridad nacional y la estrategia militar moderna de las naciones en todo el mundo, por eso es que los ataques cibernéticos son un método sumamente eficaz para debilitar a un país entero.
A través de ciberataques se puede desestabilizar la infraestructura crítica y afectar las redes eléctricas, así como los sistemas de agua, transporte y más, desatando el caos y causando algunos efectos devastadores en la sociedad de toda una nación.
A finales de octubre de 2023, recién desatada la guerra entre Israel y Palestina, un ataque cibernético devastador al sistema nacional de distribución de combustible de Irán, llevado a cabo por actores no identificados, paralizó más de 4,300 gasolineras en todo el país.
La recuperación completa del servicio de los establecimientos para cargar gasolina le tomó casi dos semanas, lo que dejó inmóviles a millones de personas y empresas evidenciando el gran alcance e impacto que puede llegar a provocar un ataque cibernético en la actualidad.
Ciberataques para marcar la pauta de acciones militares físicas
Por otro lado, la recopilación de datos e inteligencia es crucial en cualquier conflicto y los ciberataques pueden ser usados para infiltrarse tanto en redes militares como gubernamentales con el fin de robar toda clase de información sensible, realizar espionaje y sabotear silenciosamente los protocolos de ciberseguridad nacionales, entre otras cosas.
Además de lo anterior, los sistemas de ataque modernos, como drones, misiles y otros vehículos no tripulados, dependen en gran medida de la tecnología digital, lo que los hace susceptibles a ciberataques enfocados en el boicot de operaciones militares.
Durante la guerra, tanto el bando palestino como el israelí han realizado ciberataques con el fin de allanar el camino para llevar a cabo acciones militares físicas, tal como el bombardeo sin precedentes que realizó Irán a Israel el pasado 13 de abril.
Un grupo de hackers pro palestino con presuntas conexiones iraníes, conocido como Handala Hack, afirmó que había logrado vulnerar los sistemas de radar israelíes mediante un ciberataque semanas antes de realizar el ataque masivo. El 3 de marzo de 2024, el grupo anunció que había obtenido acceso remoto a dichos sistemas de seguridad crítica de Israel.
A pesar de lo anterior, la principal agencia cibernética israelí contradijo estas afirmaciones, asegurando que no habían detectado ninguna “actividad anormal en línea” que respaldara la supuesta violación de seguridad.
A pesar de las garantías de la agencia, Handala Hack volvió a la escena el 13 de abril, reafirmando que había infiltrado los sistemas de radar israelíes, ya que según los reportes, tan solo 24 minutos después de la declaración del grupo de hackers, Irán atacó con 170 drones militares, 30 misiles de crucero y 120 misiles balísticos desde su propio territorio.
Afortunadamente para los israelíes, las fuerzas militares del país reforzadas por sus aliados Estados Unidos, Reino Unido y Jordania, lograron reaccionar y detener la mayoría de los ataques. Israel utilizó los sistemas Arrow 3 y David’s Sling para desactivar y derribar cientos de drones. Además de que bloqueó los sistemas de guía electrónicos para interrumpir la navegación de algunos misiles.
Por otro lado, al menos nueve misiles iraníes impactaron dos bases aéreas israelíes, dejando a decenas de civiles heridos. Sí en este caso, el estado de Israel hubiera estado al tanto de la desactivación de sus radares, probablemente hubieran logrado protegerse de todos los ataques.
Cabe recalcar que Israel históricamente se ha distinguido por ser uno de los líderes mundiales en ciberseguridad. De hecho su Unidad 8200, es famosa por su capacidad avanzada tanto en inteligencia de amenazas como en ciberoperaciones y ha desarrollado herramientas sofisticadas de defensa y tiene una robusta industria de tecnología de seguridad cibernética.
Aún con todo lo anterior, los sistemas de Israel han sido vulnerados en múltiples ocasiones durante la guerra, demostrando que ninguna nación está exenta de ciberataques que ponen en jaque su seguridad y la de sus habitantes.
El papel de la ciberseguridad en las guerras más allá del conflicto en el medio oriente
Cabe recalcar que el gran impacto del ámbito cibernético en las guerras, no es algo exclusivo del conflicto entre Israel y Palestina, sino que está transformando por completo el panorama de los enfrentamientos bélicos entre las naciones. Un claro ejemplo es la guerra entre Ucrania y Rusia, el mayor conflicto militar de la era moderna y el primero en incorporar niveles tan altos de operaciones cibernéticas.
Desde que se desató la guerra se han reportado miles de incidentes vinculados a ambos países, los cuales han afectado a sistemas de energía, comunicaciones, finanzas y gobierno, con el objetivo de debilitar la estabilidad y la capacidad de respuesta de su oponente.
Uno de los ciberataques más sonados fue el golpe a Kyivstar en diciembre, el cual detuvo las operaciones de la empresa de telecomunicaciones ucraniana que tiene a más de la mitad de la población del país como suscriptores móviles, dejando fuera de servicio a millones de personas, dañando la infraestructura de TI del estado y poniendo a millones de personas en peligro de no recibir alertas de posibles ataques aéreos rusos.
Además del caso anterior, tanto Rusia como Ucrania han lanzado ciberataques como herramientas de desestabilización, espionaje, propaganda y sabotaje, aumentando la tensión entre ambos países y demostrando la creciente importancia del ciberespacio como un campo de batalla en conflictos modernos.