En la sociedad existen empresas que se consideran exitosas por el alcance que han logrado, sin embargo pocas veces se conoce lo que hay detrás de su popularidad y cuáles fueron las barreras que superaron para consolidarse en su rama.
Cuatro historias en las que se destacan el talento, constancia, innovación, persistencia y preparación dan una cátedra de cuáles son los factores que deben tomarse en cuenta para sobresalir en un mundo tan competitivo.
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EN LA OPINIÓN DE…
Fundador y Director General
Banco Base
Identificando una necesidad clave en el mercado, logró ampliar su negocio a más de 650 colaboradores y 13 mil 500 clientes activos, pero sobre todo satisfechos.
CON BASE SÓLIDA
Lo que hoy es el grupo financiero Banco Base, comenzó forjándose en 1986 en una pequeña oficina conformada por cuatro personas y dos teléfonos. Se dice fácil pero 30 años de trayectoria modificando continuamente un modelo de negocios que resulte atractivo es un proceso arduo.
Comenzó siendo una empresa de divisas, luego se fue extendiendo a casa de bolsa, banco y finalmente grupo financiero, así que con la idea de dar un servicio muy completo fue destacándose a lo largo de los años con una gama de productos especializados para cada tipo de cliente.
Su Director General Lorenzo Barrera Segovia afirma en entrevista exclusiva que la principal razón del origen de Banco Base fue brindar un beneficio diferenciado que no ofrecían los bancos tradicionales, como precios competitivos y una atención a clientes muy personalizada.
Su experiencia en la banca la desarrolló al trabajar por cuatro años en lo que anteriormente era Banpaís. “El servicio de compra-venta para empresas era muy deficiente, había pocas personas realmente profesionales en el tema y un día se me ocurrió decir ‘bueno, voy a poner una oficina’ y así inició todo” expresó Barrera Segovia.
Identificando una necesidad clave en el mercado, logró ampliar su negocio a más de 650 colaboradores y 13 mil 500 clientes activos, pero sobre todo satisfechos. “Hemos hecho una muy buena elección de nuestro capital humano y eso nos ha permitido tener una compañía con mucha energía, ya que si el colaborador disfruta lo que hace, el 60% del trabajo ya está hecho, pues establecemos metas, que se cumplen y sobrepasan”.
La fórmula de éxito de Banco Base consta de cuatro principios clave −respeto, honestidad, enfoque al cliente, responsabilidad− y cuatro valores esenciales −entusiasmo, colaboración, austeridad e innovación− que fungen como guía para llevar a la empresa a lo que se ha convertido hoy.
“Estos son cimientos muy firmes, sin embargo no sólo se trata de eso, hay que trabajar y esforzarse con un modelo de negocios exitoso, diferenciado, que pueda lograr entregar un servicio o producto con una asesoría adecuada”.
Estos principios se han convertido en una cultura para la organización, fundada por Barrera Segovia asociado con su hermano Álvaro. Esta colaboración fraternal ha facilitado superar retos ya que ambos han crecido con un mismo conjunto de valores que implementan en la empresa.
“Algo que nos ha ayudado es que como crecimos bajo la misma casa, vivimos los mismos valores muy claros e identificados, que tenemos muy sellados dentro de nuestro ser. No siempre nos hemos llevado súper bien, sin embargo hemos logrado compaginarnos, entendernos y sobre todo complementarnos como socios.”
El empresario afirmó que lo más importante como clave del éxito, no sólo en este negocio sino en todos, es la disciplina y el “no creértela”, así como no hacer caso al ego.
Reinventar un negocio especializado para cada cliente es un proceso que requiere atención en el desarrollo de tecnología y sobre todo en reinversión constante de capital. “Al decidir entrar al mercado con cuentas digitales dijimos ‘vamos a hacerlo pero para que sea un diferenciador claro’ porque si entras con un producto igual, simplemente no funciona” detalló.
Para el futuro de Banco Base, Barrera espera que la organización siga creciendo, no sólo en cuestión de tamaño, sino que cualquier otra compañía o persona física la reconozca como una empresa muy profesional y vanguardista, con asesoría adecuada y productos innovadores.
“Empezamos con 25, 30 clientes, ha sido una historia de mucho trabajo, pero también con un equipo de personas muy talentosas que han colaborado con gran esfuerzo. Yo nunca hubiera podido imaginar estar donde he llegado, de haber sido un empleado de un banco a hoy tener un grupo financiero, simplemente es una satisfacción”.
EN LA OPINIÓN DE…
CEO de Diverza
“No hay que creer en la suerte como algo que sucede, es algo que haces que suceda; en el negocio en el que estamos es lo que hemos hecho para lograr implementar los cambios”.
ADELANTARSE AL FUTURO
Lo que surgió como un experimento se convirtió en una de las empresas mexicanas más innovadoras que existen actualmente. En 1997 José Luis Ayala Morales, CEO de Diverza comenzó a planear junto a un socio cómo trabajar la factura electrónica, tema que apenas se hablaba pero que se veía como un cambio inminente a futuro.
Tras más de una década de luchar contra la falta de un marco legal y el desconocimiento de las empresas para implementar el servicio, con la entrada en vigor de la obligatoriedad de la facturación electrónica, Diverza despegó en el 2010 para ser la primera empresa en obtener la autorización como proveedor del servicio, y así aumentar sus clientes de cinco que tenían en el 2005 a 10 mil en ese año.
“Para impulsar este proyecto hicimos algo que siempre recomiendo a los emprendedores, ‘si no existe el marco legal para trabajar, hazlo’. Nosotros promovimos el cambio a la regulación adecuada”, dijo. “No hay que creer en la suerte como algo que sucede, es algo que haces que suceda; en el negocio en el que estamos es lo que hemos hecho para lograr implementar los cambios”.
Su crecimiento fue orgánico de 1997 al 2010; primero 2 personas, luego 7, después 36 hasta verse obligados a duplicar el número de empleados para abastecer la demanda de clientes, que ahora suman más de 400 mil. Esta situación se convirtió en una barrera al no existir suficientes expertos en las nuevas tecnologías.
“Tratamos de conseguir a los mejores pero no podíamos pagar el sueldo esperado, entonces buscamos un nivel más bajo de conocimiento, pero si se les presentaba una mejor oferta, nos dejaban. Por un momento pensamos que no íbamos a salir adelante”, recuerda el CEO.
Tras este proceso de prueba y error se decidió hacer un cambio radical e invertir en la gente: salario competitivo y un concepto de empresa más humana: “Fue así como llegamos a cero rotación. Diverza no habla de lo que vende sino de quienes lo componen”, afirmó. “Somos una empresa en el negocio de la confianza, ofrecemos la seguridad del contribuyente para que nos confíen la información de sus procesos tributarios”.
En esta historia no todo ha sido éxito, la compañía pasó por un mal momento en su imagen, cuando fue rebasada por la demanda y no se dio abasto para atender a todos sus prospectos de clientes: “perdíamos casi el 60% de las llamadas que recibíamos. Todas de gente que quería contratarnos cuando se convirtió en un servicio obligatorio. Lo importante es que aprendimos de ello”.
El jugador más valioso
Ayala Morales no define a Diverza como la mejor empresa o la más importante, sino como algo relevante, que se ubica entre el primer y tercer lugar dentro del área de servicios que ofrece y que ha llegado al éxito gracias a dos factores: prepararse adecuadamente para hacer las cosas bien y construir una cultura laboral que demuestra que los empleados son importantes.
“Las personas te devuelven eso con resultados, hay lealtad”, afirmó. En esta compañía se motiva a los trabajadores con actividades como clases de yoga en la oficina y la posibilidad de estar acompañados de sus hijos durante la jornada laboral.
Diverza ha sido reconocido con el Great Place to Work; a nivel nacional en el rubro de empresas de tecnologías de la información ocuparon el segundo sitio, detrás de Google. Además se identifica como una de las empresas más innovadoras.
“Para tener un crecimiento sostenido tienes que construir las oportunidades, ser persistente y consistente con lo que has venido trabajando para que forme parte de tu futuro. Ha sido una mezcla de dolor y placer porque finalmente después de muchos años de trabajo te das cuenta de que todo ha valido la pena, a pesar de las complicaciones”.
EN LA OPINIÓN DE…
Fundador y Enólogo
Mariatinto
Cuando un hobby se transforma en negocio y te apasiona, el resultado será favorable, sin dejar de lado trabajar en ello y darle seguimiento.
DE HOBBY A NEGOCIO
Los vinos hechos en México están encaminados hacia la cima que ya conquistaron el tequila y algunas marcas de cerveza: todos quieren consumirlos dentro y fuera del país. Sin embargo hace unos años era distinto, pocas firmas nacionales lograban sobresalir y apostar por crear nuevas etiquetas era arriesgado.
Mariatinto actualmente es el vino tinto del Valle de Guadalupe más vendido en restaurantes de Monterrey y la Ciudad de México, superando a vinícolas más tradicionales; su historia nace 20 años atrás cuando Humberto Falcón Cervantes trabajando para una multinacional se sintió frustrado al no tener la suficiente cultura de vino para estar a la altura de sus clientes; esa debilidad fomentó su interés por aprender del tema.
El empresario se introdujo de lleno en la industria del vino en 1998 cuando inició con la venta y distribución de éstos, mientras trabajaba para otra compañía del giro: “me enfoqué en aprender, estudié en Francia; me apasionó y para el 2000 era mi vida”.
En ese año, junto a su socio Guillermo González Beristáin comenzó a sumergirse en la promoción de las marcas mexicanas y decidieron hacer un vino para callar la boca a los malinchistas, pensando en hacer sólo una barrica: “En el 2002 la demanda por lo nacional empezaba, probé muchas variedades y decidí cuál me gustaba; cuando le avisé a Guillermo que ya tenía la mezcla, también le di la ‘mala noticia’ de que eran 40 barricas las que había que vender”.
El crecimiento de Mariatinto se reduce a decir que la producción ha pasado de 400 cajas a 10 mil. Ésta sigue siendo pequeña en comparación con otras, pero es lo suficientemente grande para tener una vinícola propia.
Tras un error en la planeación del 2004 que impidió hacer el vino, se aprendió e inició un programa de pagos anticipados con los productores, así desde enero se garantiza la cosecha; y desde el 2008 también producen Sang Bleu y Madame Babette.
Producto para disfrutarse
“Mariatinto empezó con la idea de que no iba a ser un negocio, sino un hobby”, afirmó el enólogo.
Sin buscarlo se convirtió en un éxito gracias a algunos factores: “salimos con un vino mexicano bien hecho cuando había poca oferta, sólo existían Monte Xanic, L.A. Cetto, Santo Tomás, Casa de Piedra, Adobe Guadalupe y Casa Madero; llegamos con un precio que no te disparaba la cuenta en un restaurante y un nombre pegajoso”.
Otro punto de quiebre fue el cómo está hecho: “si un vino es redondo te acabas la botella, si es muy intenso la gente no se la va a terminar, aunque tenga buena crítica. Al no estar obligados a hacer ciertas cantidades de producción, lo que tenemos es lo que embotellamos, nunca forzamos el tema comercial por encima de la calidad”, subrayó.
La filosofía inicial para la distribución de Mariatinto se mantiene: no se vende en una licorería porque la gente debe convertir en una experiencia el hecho de abrir una botella, así que sólo está en restaurantes.
Humberto Falcón está convencido de que cuando un hobby se transforma en negocio y te apasiona, el resultado será favorable, sin dejar de lado trabajar en ello y darle seguimiento. Una de sus mayores satisfacciones es el estar contribuyendo a aumentar la cultura del vino en la Ciudad: “hace 20 años aquí prácticamente no existía el vino y aunque seguimos con un nivel no tan elevado, la economía de la zona exige que subamos la cultura de consumo”.
Mariatinto es la apuesta más segura y es el consentido de mucha gente por encima de marcas más grandes: “nuestro nivel de calidad va a la alza. Tenemos 10 años de experiencia y cada cosecha la vemos como una carrera nueva”.
EN LA OPINIÓN DE…
Fundador y Director General
Café Garcomex
“Te soy sincero, uno lo que busca en un negocio es generar valor y ganar dinero, pero hay veces que aunque no ganes dinero generas valor”.
RESCATANDO UNA TRADICIÓN
Una taza puede representar un punto de partida para un negocio muy noble, el cual aunque es muy competido es un mercado muy grande a nivel nacional e internacional. En el sótano de la casa de sus padres en 1991, Jesús Garza García fundó la productora de café Garcomex, resurgiendo con un producto muy tradicional que poco a poco se iba perdiendo.
El café de olla, preparado con piloncillo, canela y especias, fue su bebida estrella y el primer artículo que generó crecimiento a la empresa, iniciando con una premisa de innovación que ha mantenido por más de 20 años.
“Siendo muy tradicional, el café de olla era una bebida que ya se había perdido y que además era difícil de elaborar, nosotros logramos hacer el proceso muy fácil” afirma Garza García. La manera de crear este producto fue rudimentaria, se necesitó mucho ingenio para desarrollarlo sin maquinaria especializada o gran cantidad de recursos.
“La creatividad juega un papel fundamental en la formación de una empresa, porque como no tienes dinero para pagar a gurús expertos o para comprar máquinas sofisticadas, tienes que ser sumamente creativo para encontrar la manera de hacer estudios y generar prototipos para lanzar productos al mercado de manera eficiente y económica”.
Con el éxito del resurgimiento de una tradición, se dio cuenta que el café de olla no era la única bebida caliente que se sirve en una taza, también el regular y descafeinado, por lo que lanzó su segunda firma: Santa Fe, posteriormente pudo percibir que hay gente que no es aficionada a tomar café, por lo que decidió satisfacer sus gustos creando la línea de té Vitté. Actualmente además es productor de las marcas propias de las principales tiendas de conveniencia del país.
Garza posteriormente amplió su gama a sustitutos de crema y azúcar, además de filtros para cafetera con lo que ya no sólo se enfocó a productos dentro de la taza, sino también fuera de ella.
Además de tomar un producto tradicional y convertirlo en algo innovador, Garza García atribuye el éxito de Garcomex a la gente que conforma a la empresa, pues un negocio que inicia prácticamente desde cero debe tener una base sólida de capital humano.
“Probablemente puedas tener una buena idea pero hay que hacer que se logre; en esta empresa ha habido gente muy valiosa que ha hecho que las cosas sucedan. Una compañía que nace en el sótano de una casa y que va creciendo, si se equivoca en la selección de sus empleados o de las personas que invita al equipo le cuesta mucho” destaca Garza García.
En México hay un alto consumo de esta bebida por parte de generaciones muy diferentes, “hay un mercado muy grande demográficamente entre 18 y 24 años que cuando empecé ellos ni siquiera habían nacido, pero son los que más toman café actualmente y buscan cosas diferentes y productos innovadores”. De aquí surge la idea de crear una línea de polvos y jarabes para realizar café frío.
En cada uno de los productos que ofrece, se cumple la política de buscar hacer siempre las cosas de la mejor manera, “tienes que estar consciente de que eres fácilmente sustituible y que debes dar un servicio de excelencia”.
Para Garza García el hecho de mejorar y crecer no sólo se traduce en utilidades, se trata de poder crear empleos y fuentes dignas de sustento para las más de 250 familias involucradas. “Te soy sincero, uno lo que busca en un negocio es generar valor y ganar dinero, pero hay veces que aunque no ganes dinero generas valor”.
Probablemente no planeaba ampliar tanto la gama de productos que Garcomex ofrece, sin embargo siempre pensó en grande, desde el primer momento que inició en un sótano con recursos limitados. “Cuando empiezas a emprender muchos te dicen el ‘cómo no’ pero hay que escuchar el ‘cómo sí’, y en encontrarlos está el detalle”.
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