El constante cambio en el proceso de hacer negocios, ha obligado a las empresas a modificar las tareas y funciones de sus empleados, y principalmente de los ejecutivos que dirigen la organización.
Por Roberto Cabrera Siles
Con el fin de maximizar el crecimiento de ingresos y el rendimiento financiero, las empresas se han visto orilladas por el actual escenario económico a transformar el perfil del Director de Finanzas o CFO (Chief Financial Officer), que debe ir más allá de informar con exactitud el desempeño de la compañía, pues debe también ser parte integral de los procesos en la toma de decisiones en todos los niveles de la organización, siendo su misión proteger a la empresa de riesgos, teniendo una visión global de la estrategia del negocio, además de mantener un balance con los resultados del mismo.
Anteriormente, el rol de la dirección de finanzas se enfocaba exclusivamente en temas de financiamiento y en conocer la disponibilidad de dinero para compras e inversiones. Era quien sabía si la empresa había ganado o perdido, pues analizaba los éxitos y tropiezos; solía aislarse de las actividades comerciales y de las operaciones de la compañía.
La cautela del flujo de efectivo era muy notoria y en un principio se consideraba una fortaleza para las empresas, pero con el paso del tiempo se demostró que esta negativa podía convertirse en un freno para el crecimiento o cualquier posibilidad de éxito.
En 2001 se promulgaron nuevas leyes y regulaciones para ampliar la precisión en el área financiera de las compañías públicas, lo que trajo consigo normas más severas para que las empresas auditoras se mantuvieran independientes de sus clientes.
Esta situación detonó una transformación total del rol del CFO, por lo que hoy en día es visto como una pieza clave en el negocio, con un papel de analista de los riesgos que pudieran amenazar la sustentabilidad de la empresa, además de ser el responsable de comunicación o relaciones públicas, para venderse y convencer a diferentes niveles sobre los aportes de la organización.
Hoy en día, el CFO debe explicar la situación financiera a los accionistas, acerca no sólo de lo que ha ocurrido en el ejercicio anterior, sino de lo que probablemente ocurrirá en los siguientes.
La nueva transformación del Director de Finanzas trae consigo la integración a todos los procesos de toma de decisiones para generar estrategias y análisis más sofisticados. Por ello, los siguientes 7 hallazgos de esta dirección se deben tomar en cuenta para lograr el éxito de la compañía.
1. Cerrar las brechas de la información
Debe ser oportuna, veraz y suficiente para cada público; hoy en día las empresas utilizan gran cantidad de datos que son difíciles de interpretar, por lo que el CFO debe presentarlos además de analizar sus flujos para hacer una selección de lo relevante para el director general y para el consejo de administración y de esta forma tomar mejores decisiones.
2. Elegir tecnología innovadora
Aunque el área de sistemas no le reporte directamente al director de finanzas, es importante que se conozcan las capacidades que tiene la tecnología con la que la organización cuenta para entregar la información analizada y en tiempo; como al automatizar a través de éstas, las actividades financieras y de tesorería.
3. Rodearse de gente con talento
Los reclutadores aseguran que está cambiando el perfil académico y las habilidades requeridas para un “nuevo” CFO. Algunas compañías han decidido separar las actividades de rutina y las de alto valor agregado o las que requieren una mayor especialización y dedicación.
4. “Posicionar” el perfil del área financiera
Se debe ubicar al equipo de este departamento, explicando lo que puede ofrecer a clientes y demás áreas, sobre todo la comercial y la de operaciones, así otros comprenderán en qué puede ayudarlos en sus planes y mejorar sus resultados.
5. Riesgos de la regulación
Los cambios en las normas contables son un reto permanente, debido a que aumentan las fuentes de riesgo, así como de incumplimiento. Hay regulaciones, por ejemplo, en materia de precios, de empaque o laborales, en las que existe la posibilidad de descuidarse y como consecuencia sufrir sanciones económicas que afectan la reputación de las marcas en el mercado. Las empresas menos reguladas no se salvan, pues también corren el riesgo de informar mal al fisco y desencadenar una penalización.
6. Todos los riesgos recaen en el CFO
El CFO es el responsable directo de ciertas áreas de riesgo, y aunque no en todas, sí tiene una influencia importante, mientras que en otras sólo requiere estar informado. Aún en algunas de éstas que son responsabilidad estricta de otras direcciones, la persona a la cabeza del área de negocios debe estar enterada y asegurarse que hayan sido consideradas y que éstas no afectarán sus resultados.
HOY EN DÍA, DEBIDO A LAS REDES SOCIALES, UN INCIDENTE CUALQUIERA QUE EN EL PASADO SÓLO HUBIERA TENIDO UNA CONSECUENCIA LOCAL, AHORA PUEDE SER “VIRAL” Y CONVERTIRSE EN UN DESASTRE GLOBAL.
7. Inteligencia en la consultoría externa
Debido a la compleja variedad de agentes, temas u oportunidades de acertar o equivocarse, es importante que el CFO cuente con apoyo externo para establecer tareas, sobre todo en escenarios donde sea más fácil que ocurra una distracción, o que un riesgo no contemplado se haga realidad, como en las compañías que operan negocios diferentes, tienen subsidiarias y están en varios países o sometidos a normas no compatibles.
La crisis financiera global de la última década ha acelerado la transformación estructural de los CFO, así como sus responsabilidades básicas sobre la información; deben incorporar nuevas habilidades a sus tareas diarias, como la gestión de riesgos y la comunicación de los temas financieros.
La información del negocio y de los reportes pasados, ahora debe ser utilizada por el CFO para identificar riesgos y oportunidades con el fin de plasmarlos en presupuestos o pronósticos de crecimiento frente a todos los directivos o miembros del consejo.
Su deber es especializarse en temas que antes le eran ajenos, pero que actualmente resultan básicos para poder producir información financiera oportuna, confiable y suficiente, considerando pasado y futuro. Tiene que tomar en cuenta los riesgos inherentes al negocio para lograr un balance entre éstos y el buen desempeño de la empresa y además, saber cómo comunicarlo ante diferentes audiencias.
Este rol resulta estratégico para las compañías y exige una visión global, pues cada vez más CFOs son propuestos para ocupar la dirección general, debido a su compleja pero multifacética labor en el negocio.
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