Crear un negocio no es tarea fácil, pero con la planeación adecuada es posible que el resultado sea favorable.
Hay quienes nacieron para emprender dentro de la organización donde colaboran, mientras que otros crean sus propios negocios. Por ello lo principal es reconocer cuál es tu pasión, aquello que te mueve para trabajar más allá de un horario laboral.
Es fundamental buscar una necesidad que satisfacer, fuera de concentrarte en la competencia y lo que ofrece, se trata de encontrar un nicho de mercado que nadie esté atendiendo. Utiliza la información a tu alcance con la intención de generar ideas de negocio. Con eso en mente, ¡deja volar tu imaginación!
Antes de seleccionar el local donde te instalarás existe toda una serie de pasos a considerar, a fin de que aumentes las posibilidades de que tu empresa triunfe.
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Comienza con un modelo de negocio
Enlista los conceptos más esenciales, lo importante es que completes cada uno de los campos pues este esquema agilizará el proceso para conocer si realmente tu emprendimiento tiene futuro.
Define tu propuesta de valor, actividades y recursos clave, segmento de clientes, tu relación con los mismos, los canales, alianzas, estructura de costos y fuentes de ingreso. Esto debe ser descrito a fin de determinar la viabilidad del negocio, de otra forma sólo malgastarás tu tiempo y dinero. Si el proyecto pierde sentido en alguno de ellos, lo más probable es que debas reevaluar.
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Arma una estructura financiera
Uno de los elementos más importantes a tomar en cuenta es la inversión. ¿Cuánto necesitas para lanzar tu producto o servicio al mercado? ¿Saldrá de tu bolsillo o del de alguien más?
La mayoría de las veces no sólo estará tu dinero de por medio, sino que involucrará cantidades que debes regresar. Cuanto más claro sea tu presupuesto con mayor facilidad podrás medir tus ganancias, así distinguirás si tu negocio sobrevivirá el primer año o el tiempo que determines. Además fijará los pasos a seguir para salir de una crisis y que la empresa sobreviva.
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Establece metas
Los objetivos a corto, mediano y largo plazo pueden modificarse, pero su ausencia podría destruir el negocio antes de que empiece. Estos marcan la pauta e indican a dónde quieres llegar y los medios por los cuales lograrlo, igualmente servirán para medir qué tanto ha crecido la empresa. Las metas guían el camino, pues cuando desconoces cómo proceder, sólo tendrás que evaluar qué acciones te llevarán a cumplir tu propósito.
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Define una iniciativa empresarial
Una vez considerada la funcionalidad de tu idea, es momento de diseñar un plan de negocio. Este es más extenso por lo que querrás meditar todas las alternativas para completarlo de forma efectiva, después de todo es lo que regirá la coordinación de tu empresa.
Toma tu tiempo y destina un periodo específico diario para llenar poco a poco y a conciencia los espacios. Muchas de sus secciones estarán cubiertas debido a los puntos anteriores, sin embargo esto contribuirá a estimar con profundidad la viabilidad de la idea, así como a definir las directrices que regirán tus procesos e incluso será de ayuda cuando busques inversionistas.
- Explora a baja escala
Realiza una prueba piloto con personas que podrían llegar a ser tus clientes potenciales, asegúrate de rodearte de todo tipo de consumidores, los que te dirían la verdad de tu producto, los que te comprarán por compromiso e inclusive aquellos que no conozcas.
Mantén una mente abierta y recibe retroalimentación, todo te servirá para comprender a fondo lo que buscan los compradores. Toma en cuenta estas opiniones e incorpora estos cambios para mejorar tu estrategia.
Ahora, lo único que falta para dar ese paso es renunciar. Un emprendedor toma el doble de riesgos y trabaja más a fin de consolidar su negocio. No obstante, al administrar muy bien tu tiempo, sortearás con mayor facilidad los obstáculos, pues el camino está lleno de ellos. Tomando esto en cuenta y con las ganas de seguir tu pasión, estás listo para emprender.