Ante la diversidad de opiniones es importante mostrar una actitud de apertura para generar un proceso de comunicación más efectivo.
Por Redacción TNE
Una gran parte de tu tiempo la pasas en la oficina o si eres emprendedor, contactas con personas con las que buscas abrir ventanas de oportunidad o cerrar acuerdos. Por supuesto, también está tu círculo social; sin importar el escenario, las interacciones no siempre se darán de la manera que esperas y seguramente te toparás con individuos con los que simplemente estarás en desacuerdo.
Con en el fin de lograr una sana convivencia, lo primero a tomar en cuenta es la diferencia entre dos conceptos particulares: desacuerdo y diversidad. En el primero, existen diferencias diametralmente opuestas en algún determinado tema, y puede que tú seas el divergente. En el segundo, existe una variedad de puntos de vista que igualmente son expresados y respetados con cordialidad. Lo ideal es regirse por ésta última opción. Se obtiene más al compartir opiniones, lo que a largo plazo reditúa en una sociedad más constructiva.
¿Qué puedes hacer para mejorar tu comunicación, ser respetuoso con las ideas del otro y viceversa?:
· Desconéctate: la comunicación escrita, ya sea a través de correos electrónicos o aplicaciones de mensajería, tiende a deshumanizar. De hecho, el mejor consejo para limar asperezas es que el encuentro sea cara a cara o por lo menos vía telefónica o videoconferencia. Así puedes observar el lenguaje corporal del interlocutor, evitar malos entendidos derivados de palabras cargadas de emotividad y entonaciones que pueden no entenderse de la mejor manera.
Estar frente a la otra persona contribuye a generar empatía y envía le envía el mensaje sobre tu disposición para encontrar una solución a un determinado problema. Si por cualquier motivo debes comunicarte textualmente, asegúrate de prestar atención a las palabras y frases que seleccionas; procura que no estén cargadas de emociones y apoyadas más en hechos.
· Establece objetivos: antes de iniciar una conversación debes preguntarte tres cosas: ¿qué te inspiró a llevarla a realizarla, cuál es el objetivo y cómo lo cumplirás? Procura que en el proceso sólo estén las personas involucradas, no incluyas a otras porque si no, corres el riesgo de generar resentimiento e incrementar la intensidad del problema.
· Escucha con atención: para esto debes abrir tu mente, resulta más interesante entrar a un intercambio de ideas con la disposición y apertura de aprender, manteniendo las relaciones personales sanas. Hacerlo implica realmente esforzarte por comprender lo que tu interlocutor quiere decirte y no sólo pensar cómo responderle o incluso precipitarte e interrumpirlo. Además de mostrarle respeto, tendrás más claro lo que te dijo y podrás crear un mejor argumento. Muestra curiosidad con la intención de realmente descubrir lo que está detrás de la otra persona, así no prejuzgarás; al contrario, aprenderás algo nuevo. Lo ideal es tener la mente fría, pero si de pronto los ánimos se elevan, dense una pausa a fin de evitar que el conflicto escale.
· Refuerza lo positivo: en la medida de lo posible, encuentra el lado humorístico que contribuya a mantener la perspectiva y el balance de la conversación. Si la relación laboral o personal ha sido buena a lo largo del tiempo, es importante tenerlo presente, así se mantiene una apertura un respeto mutuo a pesar de las circunstancias cambiantes.
· Cierra de manera efectiva: cuando concluya el intercambio de ideas agradece al interlocutor como el proceso anterior ha marcado una diferencia. Pregúntale si le interesa saber algo más de ti, porque incluso si no es así, seguramente le habrás despertado un interés para conocerte mejor.
No olvides que estamos en el mundo con el propósito de expandir nuestras concepciones, cerrar brechas diferenciales (aunque no siempre será posible). Lo más importante: somos seres humanos, aprovechemos la gran habilidad de comunicación que poseemos para comprendernos mejor unos a los otros.
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