Fuentes internas de The New York Times afirmaron que el equipo legal de la compañía se esta preparando para demandar a OpenAI por violaciones de derecho de autor de ChatGPT, en caso de ser necesario.
Unas semanas después de que The New York Times actualizara sus términos de servicio con el fin de prohibir que las empresas tecnológicas utilicen sus artículos e imágenes para entrenar a sus modelos de IA, informes recientes señalan que el departamento legal del Times está preparándose para ir más allá y demandar a OpenAI para proteger sus derechos de autor.
Una de las preocupaciones principales del periódico es que ChatGPT pueda llegar a afectar el consumo de noticias del medio y por ende disminuir el tráfico en su plataforma. Ya que el chatbot de OpenAI tiene la capacidad de alimentarse de todo el contenido generado por sus periodistas y reporteros a través de los años, para crear sus propios textos o respuestas.
Debido a lo anterior, dos fuentes internas del periódico, quienes solicitaron permanecer en el anonimato porque no estaban autorizadas para hablar públicamente sobre el asunto, confirmaron que si es necesario los abogados del NYT están dispuestos a recurrir a instancias legales contra OpenAI para defender los derechos de propiedad intelectual de sus colaboradores.
Consecuencias potenciales de la demanda del NYT
En caso de que el Times imponga la demanda en contra de OpenAI, daría pie a lo que podría ser la batalla legal de mayor perfil en torno a la protección de los derechos de autor en la era de la IA generativa. Si bien anteriormente algunos artistas han demandado a firmas como el propio OpenAI, Stable Difussion y MidJourney por situaciones similares, el NYT se convertiría en el primer jugador pesado del medio en movilizarse legalmente.

Si se determina que OpenAI ha violado la ley de derechos de autor, se estipula que los “artículos infractores se deben destruir al final del caso”. Lo que significa que, si un juez federal considera que OpenAI copió ilegalmente los artículos del Times para entrenar su modelo de IA, el tribunal podría ordenar a la empresa que borre el conjunto completo de datos de ChatGPT, obligándola a recrear su chatbot prácticamente desde cero, utilizando únicamente datos autorizados.
Por si fuera poco, la ley federal de derechos de autor también conlleva a severas multas que pueden alcanzar los $150,000 dólares por cada infracción “cometida deliberadamente”, lo que sería catastrófico para OpenAI, ya que según los informes últimamente han tenido problemas para generar ingresos debido a los altos costos de operación que requiere su tecnología.
Jueza dictaminó que las obras generadas por IA no pueden tener derechos de autor
Mientras que la tensión entre NYT y ChatGPT aumenta, en Washington D.C., la jueza del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos, Beryl A. Howell, dictaminó el viernes pasado que las obras de arte hechas por inteligencia artificial generativa no pueden tener derechos de autor.
Howell estaba presidiendo una demanda en contra de la Oficina de Derechos de Autor de los Estados Unidos, la cual fue impuesta por el director ejecutivo de la firma de redes neuronales Imagination Engines, Stephen Thaler, luego de que el órgano de gobierno rechazó una petición de derechos de autor a una imagen generada por el modelo de IA Creativity Machine que él mismo había creado.
Thaler había intentado registrar los derechos de autor de la imagen “como un trabajo por contrato para el propietario de Creativity Machine”, lo que habría incluido al autor como el creador y a Thaler como el propietario de la obra de arte, sin embargo, su solicitud fue rechazada.
La Oficina de Derechos de Autor rechazó la iniciativa de Thaler con el argumento de que “el nexo entre la mente humana y la expresión creativa” es un elemento crucial de protección. En su declaración legal, la jueza Howell escribió que la ley “protege solo las obras de creación humana”.
La jueza aceptó que la inteligencia artificial tiene la capacidad de generar imágenes totalmente nuevas, sin embargo, explicó que solo puede hacerlo después de que un humano desarrolla una “concepción mental” de la creación, que a final de cuenta es producto de las indicaciones humanas que impactan en el producto final.
“La participación humana y el control creativo sobre el trabajo en cuestión fue clave para llegar a la conclusión de que la influencia de Thaler se considera dentro de los límites de los derechos de autor”, señaló Howell, puntualizando que “la autoría humana es un requisito básico de la propiedad intelectual”.
Tomando en cuenta que el tribunal acaba de negarle a la IA generativa la capacidad de tener derechos de autor, algunos expertos consideran que en caso de que The New York Times imponga una demanda en contra de OpenAI, la compañía podría verse obligada a perder millones de dólares y rediseñar su modelo de IA.