Las primeras impresiones son de suma importancia, date a conocer dentro de tu nueva empresa y acóplate rápido a sus procesos.
Por Redacción TNE
Los cambios en la vida están llenos de incertidumbre y si uno de los elementos que tranquiliza a una persona es contar con un trabajo estable, al momento de cambiar de empleo es normal sentir titubeo.
Es obvio, tendrás que acostumbrarte a nuevos procesos, hábitos y compañeros de trabajo; tal vez la curva de aprendizaje sea más empinada que la anterior. Sin embargo, los cambios puedes hacerlos manejables y fáciles de superar si presentas la actitud adecuada. Haz todo lo posible para que en poco tiempo seas alguien de confianza dentro de la nueva empresa.
Primer mes: conoce la compañía
Primero lo primero, debes saber en donde, con quién y para quién trabajas. Probablemente hayas realizado una investigación propia acerca de la organización a la que te acabas de unir; sin embargo, la información que encuentras en su página web ha sido cuidadosamente elegida para enseñar lo que quieren mostrar.
Preséntate con tus colegas, en especial aquellos con los que compartirás equipo ya que está en sus mejores intereses que te desempeñes de buena manera. A fin de cuentas tu trabajo incide directamente en el de ellos. Recuerda aprender nombre y puestos de cada persona.
Escucha más de lo que hablas. Como muchos de los procedimientos internos aún te son desconocidos, no sabes si hay temas tabú o las personalidades existentes dentro de la oficina.
Pregunta todo lo que puedas. Busca a una persona que lleve mucho tiempo en la empresa para que te ayude a descifrar el lenguaje de la compañía y para preguntarle sobre dónde encontrar lo necesario para trabajar a gusto (como papelería, lápices o el baño). Toma nota de todo.
Establece con tu jefe directo objetivos y prioridades del puesto. Planifica con él metas a corto plazo después de tu primera semana. Identifica su forma predilecta de comunicación ya sea correo electrónico o junta personal, solo ten cuidado de no hacerlo perder el tiempo con reuniones innecesarias.
Segundo mes: que sepan quién eres
Una vez que ya estés acoplado a la metodología de trabajo, hazte las preguntas ¿qué puedo aportarle a la empresa?, ¿para qué me contrataron?
“Lo que les hayas vendido durante la entrevista, ponte la misión de demostrarles que tienes la capacidad de hacerlo”, dice Amanda Augustine, especialista en gestión de carreras profesionales.
Identifica un problema dentro de la organización y elabora un plan para solucionarlo. Anímate a darle un valor agregado a tu desempeño.
Muéstrate disponible, asiste a todas las juntas que puedas y trata de comentar en ellas, así se acostumbrarán rápido a que formas parte del equipo. Ten cuidado de no parecer demasiado accesible o establece límites para que tus compañeros no te interrumpan en todo momento en busca de ayuda.
Busca nuevas responsabilidades, siempre y cuando estés dispuesto y tengas la capacidad de realizarlas. Si pides más trabajo de lo que en realidad puedes hacer quedarás mal parado ante tus jefes.
Mejora tus aptitudes laborales, aprovecha para encontrar cualquier “punto flaco” que hayas tenido en tu trabajo anterior e intenta sobreponer esa debilidad. Por ejemplo, si anteriormente te metiste en problemas por ser desorganizado, mantén tu área de trabajo limpia, crea carpetas en tu PC para ordenar los archivos, entre otras cosas.
Tercer mes: afianza tu nuevo puesto
A partir del tercer mes te sentirás cómodo y listo para nuevos retos en el lugar que te encuentras. Utiliza el conocimiento acumulado en este corto tiempo a tu favor para consolidar tu posición.
Continúa tu aprendizaje. No dejes atrás tu curiosidad y sigue preguntando. Muchas empresas ofrecen incentivos a los colaboradores que buscan una mayor capacitación o tienen programas internos para hacerlo.
Proyecta tu capacidad. Si aún no se ha dado la ocasión, muestra el as bajo la manga que has estado guardando, esa habilidad especial para algo en específico que te diferencia del resto. ¿Nadie sabe cómo utilizar cierto programa? Aquí estás tú.
Evalúa estos primeros meses de trabajo con tu jefe directo. Revisa si los objetivos que pactaron en un inicio se cumplieron y si no fue así, identifica por qué. Ponte abierto al feedback sobre aspectos a mejorar.
Aprovecha al máximo las circunstancias, aprovecha las herramientas que se te entreguen y esfuérzate para conseguir nuevas metas, al poco tiempo te sentirás cómodo, a gusto y reconocido en tu nuevo trabajo.
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