Aprende cómo mantener a tus compradores satisfechos con tus resultados sin morir en el intento.
Como empresa, tu objetivo es resolver las necesidades del consumidor, ya sea por medio de un producto o un servicio. Sin embargo, a veces él mismo no sabe qué necesita, ni lo que quiere. Es ahí donde entras tú a recabar toda la información posible y hacer sus sueños realidad.
Con frecuencia el comprador querrá resultados que por tiempo o costo, no podrás entregar, pero es tu tarea balancear sus necesidades y lo que tú consideras adecuado para él.
El cliente no siempre llega completamente informado y para ti esto puede volverse algo tedioso. No obstante, el secreto para hacerlo y mantenerlo feliz está en los detalles, por lo que considerarlo puede mejorar tanto su vida como la tuya.
- Presta suficiente atención
Responde lo más pronto posible a sus dudas, citas o necesidades. Aunque no vas a estar disponible en la madrugada, la calidad de atención y el saber, con certeza, que en cuanto estés desocupado atenderás su solicitud, le dará confianza. Trátalo por su vía preferida de comunicación, pregúntale por qué medio se siente más cómodo.
Igualmente es esencial que lo escuches, el que mantengas una mente abierta te dará las herramientas para determinar la solución más conveniente. En algunas ocasiones él mismo cree conocer lo que necesita y cuando lo expresa tal vez tú tomes en cuenta medidas más adecuadas o problemas más importantes por considerar.
- Maneja sus expectativas con tacto
A pesar de que tú como experto conoces bien cómo atacar los problemas, algunas veces los clientes no entenderán a menos que se llegue a una misma perspectiva. Se trata de hablar de manera honesta y transparente para llegar a un acuerdo sobre lo que se entregará, lo que ellos van a recibir. Hablando se entiende la gente, pero al explicarlo de una forma realista tal vez se deberá comunicar con tacto.
Esto no quiere decir que vayas a mentir o exagerar los resultados, explícales lo que detectaste y consideras es bueno tomar en cuenta. Plantea qué es lo que puedes realizar, con plazos que estén a la medida de tus posibilidades a fin de tener buenos resultados que coincidan con la resolución de sus mismas necesidades.
- Respalda tus argumentos con hechos
A partir de lo que le transmitas sobre cómo abordar su problema se definirá si quiere o no ese resultado. Debes mostrarle al consumidor que estás seguro de lo que haces, que conoces cómo resolver aquello que le aqueja. Esto lo lograrás con determinación a través de pruebas, enséñale tus trabajos anteriores, resultados, casos de éxito y cómo aprendiste de los errores. Es así como lo convencerás de hacer lo que consideras adecuado y ellos estarán felices de confiar en la mejor opción, deja que la evidencia hable por sí misma.
- Haz un esfuerzo adicional
Siempre da un extra, esto no significa que debas regalar tu trabajo, pero sí hacer una diferencia con los detalles. Conoce al cliente, ten alguna atención, añade un toque personal suyo a los resultados o dale un consejo práctico, a veces ese saludo, café o plática crea un vínculo de fe en ti.
Finalmente, la confianza que deposite en ti dependerá de la que le generes a él, y encontrar un balance entre ambas partes será más sencillo si tienen apertura. El educar al cliente que está un poco perdido te evitará malos entendidos o desilusiones en cuanto al producto que entregues, además de ahorrarte disgustos y dolores de cabeza.