Transformar las ideas en acciones concretas requiere dedicación, compromiso y constancia. Un equipo de trabajo que lo logra, está destinado al éxito.
Es indispensable lograr que tu equipo logre pensar estratégicamente sobre el negocio, esto una de las principales competencias que se deben desarrollar, no sólo a nivel profesional sino también en lo personal.
Resulta imprescindible saber dónde estamos, a dónde queremos ir y cómo visualizamos el futuro.
Cuando hablamos de modelos de pensamiento, estamos refiriéndonos a una destreza y dedicación que no tiene una forma definida, pero que se encuentra en la mente de quien la impulsa. Por esta razón, cuando se traduce a un lenguaje cotidiano puede tener incomprensiones que se resuelven en el momento en el que los conceptos van tomando una forma explícita y se pueden comunicar; mientras no se logre traducir puede tener restricciones a la lógica del proceso de planeación.
Uno de los desafíos prioritarios de las personas es conocer las capacidades y los recursos con los que cuenta, tanto actuales como potenciales, que permitan la correcta reflexión sobre los caminos estratégicos más viables.
Esto significa que hay un trabajo dual entre el “artesano”, que tiene un material sin forma alguna, pero tiene en su mente con claridad el objetivo a lograr (un producto o un servicio) y el componente racional determinado por la planeación estratégica que define los pasos, etapas o procesos que llevan a un resultado.
El pensamiento estratégico dentro de una empresa está orientado a la coordinación de mentes creativas bajo una perspectiva común, permitiéndoles avanzar hacia un futuro de manera satisfactoria, enfrentando cualquier situación que se les presente. Por eso deben prepararse y estar en condiciones de recibir muchos desafíos para convertirlos en iniciativas perfectamente articuladas.
Un adecuado pensamiento estratégico sigue cinco pasos naturales que deben ser explícitos para que las personas los incorporen como rutina de la gestión empresarial.
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Comprender la filosofía organizacional:
se debe conocer la misión de la compañía, la cual proyecta la visión, los valores, la mística y la cultura empresarial. Estos elementos deben materializarse tácticamente mediante la información y la comprensión específica de quiénes somos, hacia dónde vamos y en qué escenario podemos actuar.
Si se pretende pensar tradicionalmente al encarar entornos volátiles e inciertos, se está cometiendo un error, pues se requerirá de creatividad, innovación, reflexión e imaginación para producir resultados valiosos.
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Entender e interpretar el entorno:
es importante retar al personal a analizar y comprender el escenario y el espacio donde la organización desarrolla su actividad (entorno), para así descubrir dónde están las necesidades (clientes) y buscar de manera persistente cómo adaptar y aprovechar de forma creativa y original la mejor combinación de los recursos operativos, humanos y financieros para suplirlos (recursos).
Con esto no disminuye el rol de los líderes, al contrario, es fundamental para que estimulen la obtención de información y actúen como fogoneros para incitar a las personas a que piensen bajo situaciones inciertas.
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Moldear objetivos:
la clave es detectar las discontinuidades, turbulencias y situaciones particulares, que no tienen precedentes; es en ese momento donde emerge la necesidad de pensar estratégicamente siendo capaz de organizar la visión de la empresa de una forma, sutil y exclusiva. El cambio permite y obliga a convivir con un razonamiento estratégico, pues este tiende a atrofiarse en los periodos de larga estabilidad.
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Ejecutar planes de acción:
la gente que tiene un pensamiento estratégico y que cuenta con un ambiente participativo y solidario, logra desarrollar mecanismos que identifican acciones específicas para cumplir sus objetivos y toman las medidas necesarias para su implementación.
Tal como algunas flores crecen inesperadamente en un jardín, así mismo aparecen estrategias que deben ser cosechadas inmediatamente, capitalizando el pensamiento espontáneo, creativo e innovador, es decir: estratégico.