Por Pilar Fernández González
La gestión de emociones tiene un papel fundamental en el desempeño de cualquier labor profesional. La capacidad de auto regularse y tratar las relaciones de forma adecuada es decisiva.
Me siento en la obligación de preguntarte: ¿crees que es posible separar y olvidarnos de un problema que hemos tenido con un compañero con el que pasamos más de 8 horas diarias y tendremos que trabajar al día siguiente sin que nos afecte cuando lleguemos a casa? o ¿que podamos olvidarnos de la discusión que acabamos de tener con nuestra pareja cuando estamos llegando al trabajo? Yo diría que no, no existe la interpretación literal de separar, no se pueden cortar unas emociones dependiendo del lugar donde nos encontremos, pero lo que sí podemos hacer es tomar conciencia de ellas, del área de nuestra vida donde se han originado y de qué consecuencias pueden provocar en ésta y en el resto de espacios de mi vida: personal, profesional, pareja, familia…
Existen muchos conceptos sobre inteligencia emocional, pero Robert Cooper la define como la capacidad de sentir-percibir, comprender, regular y modificar nuestras emociones y las de los demás.
También agrega que se desprenden cinco habilidades prácticas:
1. La autoconciencia, capacidad de saber qué estamos sintiendo.
2. El control emocional, regular la manifestación de una emoción y su exteriorización.
3. La capacidad de motivarse y motivar a los demás.
4. La empatía, entender qué están sintiendo otras personas.
5. Habilidades sociales, mejoran la comunicación y la eficacia interpersonal, para dirigir, negociar y resolver disputas, para la cooperación y el trabajo en equipo.
Como se mencionaba, la inteligencia emocional no nos permitirá tal separación, sino que nos dotará de una mayor y mejor observación para hacer lo que nunca hacemos: tomar conciencia de qué es lo que verdaderamente nos está pasando por dentro en cada momento y qué es lo que realmente debemos hacer con esto, proporcionándonos los recursos necesarios para conseguirlo.
La inteligencia emocional nos ayuda a “quitarnos las vendas de los ojos”. En la mayoría de los casos esta acción tiene una efectividad impresionante, cómo dice la frase: “si eres esclavo de la observación serás libre en la elección, pero si eres libre en la observación serás esclavo en la elección”.
Inteligencia emocional en la empresa
El secreto de las grandes organizaciones está en la gestión de su capital humano. Daniel Goleman de Harvard Business Review dice que “La inteligencia emocional es dos veces más importante que las destrezas técnicas o el coeficiente intelectual para determinar el desempeño”. Y esto es así porque el coeficiente emocional de la organización afectará directamente sobre tres variables clave para la empresa:
Rentabilidad. El éxito en la empresa obedece nada menos que en un 80% a las competencias emocionales, factores que determinan resultados superiores en el puesto. La relación entre inteligencia emocional de los líderes y los resultados de la empresa es verdaderamente espectacular.
Actitud. Disciplinar nuestra actitud va a ser crucial en la imagen que ofrezcamos de nosotros mismos. Lo básico es la actitud a mantener, ya que a mediano y largo plazo será decisiva.
El desarrollo de las actitudes positivas y la mejora de las negativas, debe ser objeto de atención ¿no te parece?
Prevención. Los riesgos laborales más frecuentes son los psicosociales derivados de la organización en el trabajo. El estrés, la ansiedad o el síndrome de burnout (agotamiento laboral) son las principales causas de bajas en la actualidad. Por ello, se contemplan dichos riesgos como parte esencial del plan de prevención en las empresas, incluyendo la formación en inteligencia emocional.
Dentro de las organizaciones, existen múltiples situaciones para aplicar inteligencia emocional, por mencionar algunas:
Otra situación son las intersecciones, que trata de las ocasiones incómodas o perjudiciales en las que ninguna de las partes involucradas es responsable de su origen o su existencia.
Supongamos que yo tengo que ir hacia un lugar en la oficina y para llegar tengo que pasar por un estrecho pasillo; tu vienes por ese mismo lugar en sentido contrario. Para no golpearnos, nos tenemos que poner de costado para pasar, cosa que nos incomoda y retrasa. ¿Quién es el culpable? ¿tú o yo? ¿o bien el arquitecto que diseñó el edificio?
Estos son los tipos de acontecimientos donde la inteligencia emocional juega un papel clave, debido a que ninguna de las dos partes puede controlar lo sucedido y debes de aprender a dejarlo ir.
La escala de compromiso
Se trata de medir nuestro compromiso cuando estamos haciendo un cambio de rol en nuestro día a día y elegir entre una escala del 1 a 10.
Además, a continuación de esta medición debemos hacernos estas preguntas:
1) ¿Quién elige ese nivel de compromiso? Si digo “yo”, estaré asumiendo mi responsabilidad, si contesto “mi jefe, la crisis, etc…” estaré tirando balones fuera.
2) ¿Cómo tiene que ser una decisión? Tiene que ver con la honestidad, realmente cómo quieres que sean tus elecciones, cumplen con lo que realmente quieres para ti y tu vida, etc.
3) ¿Dónde elijo? Se trata de hacerte consciente del momento presente; muchas veces elegimos nuestro comportamiento y actitud en determinadas situaciones mucho antes de que estas sucedan.
4) ¿Cómo elijo? Debemos de ser conscientes de nuestro estado físico, psicológico y sobre todo emocional, no se elegirá igual habiendo descansado bien que a última hora del día cuando estamos agotados.
5) ¿Para qué elijo? Esta es la clave de todas las preguntas, el “¿para qué?” Este nivel de compromiso produce muchas veces el cambio en la escala. Si tengo una razón potente a pesar de las respuestas anteriores, ésta provocará un nivel de compromiso mayor que cambiará por completo mi predisposición, actitud y sobre todo mi estado interno.
Es necesario entender y hacer entender que la inteligencia emocional, genera competencias que influencian la habilidad de una persona para enfrentarse a las demandas y presiones del entorno.
Por lo tanto, servirán como una herramienta para agregar valor a la organización y desempeñar un papel significativo para conseguir que el centro de trabajo no sólo sea el más productivo y rentable, sino que sea un lugar significativo y agradable.