Identifica cuáles son tus temores en la oficina y propón un plan de acción que contribuya al crecimiento de los colaboradores y de la organización.
Por Redacción TNE
¿Te sientes angustiado porque piensas que no eres la persona correcta para el puesto o temes abordar el tema de una promoción o aumento por aprensión a ser rechazado? ¿Hay algo más que consideres que te está afectando e impide dar lo mejor de ti en la oficina?
Para responder la última pregunta, seguramente a tu mente vienen ideas como el fracaso, vergüenza, inseguridad ante lo que puede considerarse un bajo desempeño, el rechazo, la confrontación, el aislamiento, el cambio y la incertidumbre. Todos estos factores están presentes a la hora de sentir miedo. En la mayoría de los casos, éste es infundado; toma en cuenta que la mayoría de los temores son creados por la mente.
Ya sea en tu papel de director de una empresa o como colaborador de una, debes tener claro una cosa: no asumas que el miedo no existe al interior de la organización y tampoco que puedes eliminarlo. Si bien puedes reducir sus efectos, el temor siempre estará presente de distintas formas. Lo único que puedes hacer es identificarlo cuando se presente y reaccionar a tiempo a fin de evitar complicar una situación de manera innecesaria.
Identifica las señales
Los miedos surgen a partir de experiencias pasadas que no resultaron buenas o placenteras. Cuando estas situaciones se presentan de nuevo, la inseguridad sale a flote. Entonces, lo que puedes hacer es darle un nombre a ese miedo, así es más fácil reconocerlo y tomar medidas más certeras para enfrentarlo.
Responde a qué le temes, define las causas, cómo te afecta y cuáles serán los pasos que deberás dar a fin de enfrentarlo.
Crea y ejecuta un plan de acción
En psicología existe la terapia de exposición donde una persona se encuentra cara a cara con lo que más le asusta, por ejemplo una araña. Gradualmente se incrementa el contacto con el arácnido, desde una foto hasta una interacción directa. En un entorno laboral, un colaborador teme hacerle confrontar frente a su jefe después de que éste le llama la atención enfrente de los demás o no se siente con la confianza de contar con los conocimientos y habilidades suficientes para desempeñar el puesto.
Para los casos anteriores pueden agendarse sesiones de retroalimentación a fin de encontrar áreas de oportunidad en las que el colaborador puede mejorar. Si hay voluntad de las partes, pueden ahorrarse problemas mayores y contribuir al crecimiento de la organización.
Comparte tus miedos
Las personas por lo general tienden a ocultar lo que les inquieta, ya sea porque no quieren mostrarse débiles o pretenden esconder algún defecto. Por ende, se enfocan en proyectar quienes no son realidad. No obstante, los temores siguen ahí sin ser atendidos, lo que puede resultar en que se agranden, provocando malentendidos o problemas mayores. Si la intención es reflejar un liderazgo sólido, considera reconocer tus debilidades; recuerda que nadie es perfecto e incluso la honestidad y transparencia atraen más seguidores.
Enfrentar en equipo
Instaura la crítica constructiva como parte fundamental de cualquier proyecto o proceso. Esto es más sencillo cuando los equipos de trabajo están en el mismo canal y están conscientes de que todos poseen miedos y tienen la disposición de enfrentarlos.
Recuerda que lo más importante es aprender del pasado y buscar las claves que contribuyan a alcanzar el éxito en el futuro. Evalúa y haz ajustes: ¿qué funcionó?, ¿qué se puede mejorar?, ¿cómo puedes evitar errores cometidos por otros?
No temas caer, lo que no debes olvidar jamás es cómo levantarte.
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