Por Redacción TNE
No existe el fracaso si en cada situación buscas una oportunidad para mejorar y crecer. ¿Cuál será la lección que aprenderás?
Es normal que busquemos que las cosas que hagamos salgan bien a la primera; sería lo ideal. Pero, la verdad, no ocurre así. Ante una situación complicada, por algo que no resultó cómo se esperaba, surge el estrés y la preocupación que, a su vez, crean una cadena que incrementa esas sensaciones.
Ante esta ofuscación nos cuesta ver las dificultades como oportunidades que ocultan una valiosa lección que indudablemente, contribuyen a nuestro pleno crecimiento y desarrollo, tanto personal como profesional. Precisamente, la vida se caracteriza por ciclos que de pronto nos sacuden, pero también por otros que nos enaltecen. Un aspecto fundamental para sobrellevar estos momentos es lograr poner pausa, calmarnos y de alguna forma u otra, encontrar el beneficio. Si algo ya ocurrió, no se puede cambiar; sólo queda ver hacia adelante y analizar a consciencia cómo se puede mejorar.
La primera lucha después de la caída es con uno mismo
John C. Maxwell, en su libro El ABC de la Actitud, cita una valiosa lección sobre la búsqueda de la perfección que nos lleva en picada al fracaso. El autor menciona el ejemplo de cuando un maestro de cerámica divide a dos grupos de estudiantes para la realización de un trabajo.
El primero sería evaluado de acuerdo a la cantidad —pudiendo realizar lo solicitado varias veces—, mientras que el segundo por la calidad de lo creado —sólo con una oportunidad para hacerlo bien. ¿Puedes adivinar de dónde surgieron los mejores resultados?
¡Claro! Fueron los primeros, pues a mayor cantidad de fracasos pudieron aprender cómo mejorar en sus siguientes intentos. Los otros, al no contar con un margen de maniobra, únicamente pudieron intercambiar ideas sobre la perfección para ser aplicadas solamente una vez.
“La única forma de salir adelante es fallar al principio, equivocarse a menudo y volver a fallar. De los errores también se aprende”, de acuerdo al texto.
En un entorno empresarial es común que los colaboradores se aterren al fracasar por miedo a perder su trabajo, más si la situación laboral no resulta favorable. Dicho esto, resulta más relevante considerar otros factores que nos inviten a ir más allá, a calcular los riesgos pero también aceptando los desafíos.
Lecciones de la adversidad
Para realizar un proyecto o cualquier sueño que tengamos en mente, lo primero es aceptar que forma parte del nuestro camino. Si no enfrentamos dificultades no habrá crecimiento. El triunfo difícilmente se cristaliza en el primer intento. Por un momento imagina cada prueba y error, así como las incontables horas de práctica (así como sus caídas) de los atletas que participan en los Juegos Olímpicos, para que al final se paren sobre el podio para recibir una medalla. Vemos la punta del iceberg, pero no lo que hay en el fondo.
Experimentar situaciones adversas permite generar resiliencia; en otras palabras, nos fortalecemos para enfrentar otras. Además, nos brindan la madurez para tomar mejores decisiones en el futuro.
“Las buenas personas son buenas porque han llegado a la sabiduría por medio del fracaso. Del éxito obtenemos muy pocas enseñanzas” — William Saroyan, escritor, novelista y dramaturgo.
Una vez que analizamos la situación por la que hemos atravesado y si observamos nuestro entorno, podremos encontrar nuevas oportunidades que nos lleven a la innovación. Los contratiempos o las necesidades personales pueden impulsarnos a emprender nuevas acciones para satisfacerlas, además de adquirir conocimientos y descubrir nuevas habilidades que nos impulsen a ir más lejos.
Recuerda: no es lo mismo fracasar que ser derrotado.
Ahora te compartimos algunas historias de personajes que seguro reconocerás por quienes son y/o por las empresas que han creado y que en algún momento de sus vidas, enfrentaron condiciones adversas:
· Bill Gates vio cómo se derrumbó su primera empresa, Traf-O-Data (enfocada a procesar datos de cintas de grabación), cuando junto con su socio, Paul Allen, la quiso vender, pues el producto no funcionaba muy bien que digamos. Pero, ¡qué tal al día de hoy con Microsoft! Una empresa que genera 85 mil millones de dólares al año en promedio.
· Joanne Kathleen Rowling, mejor conocida como J.K. Rowling, se le ocurrió escribir la historia de Harry Potter cuando esperaba el tren para ir a Londres. Lo interesante es que lo hizo mientras su vida atravesaba por una debacle económica y un “fracaso” matrimonial. Su obra fue rechazada varias veces, fue declarada con depresión clínica —la cual inspiró a los “dementores”— y en el 2014 ocupó el lugar #84 como una de las celebridades mejor pagadas. Su fortuna está valuada en mil millones de dólares.
· Steve Jobs fue despedido de su propia organización. A sus 30 años abandonó Apple; posteriormente creó NeXT, misma que fue adquirida por la empresa de la manzana; Jobs contribuyó a la renovación de la empresa, logrando hacerla crecer.
Seguro hay más “fracasos” de éxito, lo importante a destacar es que en ninguno de los protagonistas se vieron afligidos ante las circunstancias, pues de alguna manera se enfocaron en encontrar el cómo para salir avante.