Las organizaciones requieren encontrar formas de flexibilizar sus estrategias y no solo depender de los logros del pasado sin cuestionar las cosas con el fin de alcanzar nuevos y mejores resultados.
La situación actual ha llevado a las organizaciones a un profundo proceso de transformación. Más importante aún, las ha encaminado hacia la optimización de las operaciones: un cambio de paradigma conducido, eminentemente, por la digitalización de la empresa y con miras a innovar en la nueva realidad.
Asimismo, el cliente y sus preferencias han modificado sustancialmente distintos mercados, convirtiéndose en el catalizador la transformación digital. Si bien este proceso se ha manifestado desde años atrás en diversos sectores, para una gran cantidad de modelos de negocio limitados a realizar mejoras marginales para seguir operando, la pandemia favoreció que se enfocaran en el ambiente totalmente digital.
En este orden de ideas, la innovación orienta los cambios que se deben ejecutar. Por ello, como parte de la transformación, cada empresa necesita incorporar la tecnología más adecuada para lograr sus objetivos estratégicos, modificando o replanteando su modelo de negocio para concentrarse en las necesidades del consumidor.
La mejor forma de sortear la incertidumbre consiste en fortalecer los esquemas de innovación y seguir incrementando la rapidez con la que el negocio se adapta a la nueva realidad. De hecho, durante la pandemia se aceleró la transformación digital mediante la adopción de nuevas tecnologías en nueve de cada diez empresas (87%)1.
Dichos esquemas innovadores contemplan actividades estratégicas como: implementación de nuevos marcos de gestión a gran escala; mejoras en los modelos de operación; mayor enfoque en las fuentes alternativas de ingresos y en la experiencia digital del cliente.
Te puede interesar: Urgentemente necesitas redefinir tu concepto del fracaso
Estas tendencias son las que se observan al exterior y que la Alta Dirección debe tener en cuenta para asegurar el crecimiento de la empresa a corto y mediano plazo, así como una mayor participación de mercado.
En su agenda para 2021, el World Economic Forum plantea cuestionamientos acerca de cómo lograr la adopción tecnológica y la innovación en todas las industrias para subsanar las distintas vulnerabilidades de instituciones y negocios.
Para alcanzar metas tan complejas, el liderazgo de la empresa tiene la responsabilidad de ser cada vez más ágil y resiliente, pues en la nueva realidad deben evaluarse continuamente las estrategias de negocio y mantener una gran apertura para redefinir constantemente las prioridades.
Para innovar en la nueva realidad, hoy más que nunca, es necesario un enfoque de pensamiento exponencial, reconociendo que la pregunta no es “¿Cómo volver resiliente tal o cual modelo de negocio?”, sino reconocer que, si una determinada pauta está expuesta a demasiados riesgos que podrían comprometer su sostenibilidad, es necesario prever cuál sería un mejor camino y realizar los cambios necesarios en la agenda para mejorar las expectativas de éxito.
¿El fin de la planeación?
La apertura y la flexibilidad conducen a emprender acciones estratégicas, susceptibles de adecuarse a las condiciones cambiantes del mercado. En el pasado, los planes se basaban en la rigidez y la claridad sobre el rumbo que debía tomarse.
Actualmente, las organizaciones se enfocan en cómo gestionar lo que está por venir en los meses más inmediatos, aprovechando las oportunidades y sorteando los retos conforme se van presentando, pues tanto las amenazas como las coyunturas favorables van moldeando la planificación.
¿Estamos ante el fin de la era de la planeación? No de la planeación, pues siempre es necesaria una mínima previsión del futuro, por más disruptivo que sea; pero sí de los planes rígidos, anclados en logros del pasado, que no se atreven a cuestionar los supuestos sobre los cuales podría sostenerse una nueva estrategia.
Las organizaciones que se limitan a reaccionar a los cambios incrementan sus posibilidades de perecer. Por ello, es necesario desactivar el piloto automático y tomar el control de la nave, evaluando constantemente qué funciona y qué no.
Lee también: Sin excusas para mejorar experiencia de colaboradores y mantener flujos de trabajo
En el pasado, los factores exógenos o externos a la organización permanecían constantes durante más tiempo. Esto permitía que el rumbo estratégico definido por el liderazgo de la empresa se mantuviera sin cambios y la fuerza laboral pudiera enfocarse en la ejecución de tal directriz.
La incertidumbre es hoy parte de la nueva realidad y las turbulencias son la normalidad en este trayecto; sin embargo, tiene que encontrarse la forma de innovar. Por ello, el liderazgo requerido tiene como reto replantear permanentemente la respuesta ante los factores externos, lo cual representa una gran oportunidad para capitalizar coyunturas favorables y transformar los modelos de negocio.
Con información de Víctor Esquivel, Socio Director General en KPMG México
Referencias: 1 Perspectivas de la Alta Dirección en México 2021, KPMG en México, 2021