El fracaso se ha convertido en uno de los activos más valiosos en el emprendimiento, es por eso que cada vez más inversionistas están dispuestos a respaldar a emprendedores que se han enfrentado a la adversidad de haber fallado.
En los últimos años, la percepción del fracaso en el mundo del emprendimiento ha experimentado un importante cambio de paradigma. En lugar de ser visto como un obstáculo o limitación insuperable, una falla bien afrontada puede convertirse en una gran plataforma para el éxito futuro al brindarle a quien falla la oportunidad de aprender de las vivencias acumuladas.
Esta mentalidad ha llevado a que los inversionistas miren con interés y prefieran apostar en emprendedores que han tropezado en el pasado, comprendiendo que el fracaso puede ser un precursor de mucho aprendizaje, madurez, resiliencia y experiencia en los negocios.
Inversionistas ven en el fracaso una oportunidad para aprender y mejorar
Durante mucho tiempo, la narrativa del mundo del emprendimiento se centraba en el éxito rotundo, dejando de lado los errores y fallas. Sin embargo, recientemente se ha demostrado que hoy en día el fracaso no condena a un emprendedor, sino que por el contrario puede aumentar sus posibilidades de éxito en proyectos futuros y por lo tanto su atractivo para los inversionistas, ya que la capacidad de levantarse de las adversidades se ha convertido en uno de los activos más valiosos para el ecosistema de emprendimiento.
De hecho, una investigación de la Escuela de Negocios de Harvard reveló que los emprendedores que han fracasado con algún negocio anteriormente tienen una tasa de éxito del 32%, casi el doble que la de aquellos que se aventuran a emprender por primera vez, quienes tienen una tasa del 18%.
Lo anterior se debe principalmente a que los emprendedores que no han fracasado “lo suficiente” a menudo cometen el error de caer en una zona de confort y dormirse en sus laureles creyendo que todo siempre saldrá bien, en cambio, el fracaso ayuda a las personas a desarrollar la humildad y la conciencia de que no son imbatibles. Razón por la cual cada vez más firmas de capital de riesgo, así como ángeles inversionistas están reconociendo el valor del aprendizaje que proviene de la adversidad y están dispuestos a respaldar a emprendedores con experiencias previas de fracaso.
La industria tecnológica es uno de los sectores en los que creen que los errores pueden ser transformados en resultados positivos. Muchos inversionistas de renombre de Silicon Valley, consideran el fracaso una especie de “rito de iniciación” básicamente necesario para el éxito. Incluso un gigante como Google ha adoptado la filosofía de “fallar rápido y aprender rápido”, fomentando un entorno donde el fracaso se considera un componente vital del proceso de innovación.
Es sumamente complicado cuantificar de forma precisa el porcentaje exacto de inversionistas que prefieren respaldar emprendedores con experiencias previas de fracaso, debido a que las decisiones de inversión dependen de una variedad de factores como la naturaleza del proyecto, la industria, el equipo emprendedor, el perfil de riesgo del emprendedor y más.
A pesar de lo anterior, una encuesta realizada por Market Splash a más de 4 mil inversionistas respecto a sus criterios de inversión, arrojó que el 62% de éstos se sienten más seguros poniendo su dinero en personas que son conscientes del fracaso.
El fracaso trae consigo valiosas lecciones
Una razón fundamental por la que los inversionistas prefieren respaldar a emprendedores que han fallado previamente recae en el aprendizaje adquirido. Aquellos que han vivido un fracaso han experimentado de primera mano los desafíos de la industrial, saben lo duro que es y por ende son conscientes de que no son a prueba de balas, ya que han aprendido lecciones cruciales en el camino y han tenido la oportunidad de corregir sus errores.
Este conocimiento acumulado y la resiliencia desarrollada a partir de las experiencias adversas se convierten en activos sumamente valiosos para futuros proyectos.
De hecho, un estudio encontró que los emprendedores que han fracasado en el pasado tienen una tasa de éxito significativamente mayor en sus próximos emprendimientos en comparación con aquellos que se aventuran por primera vez.
Mejor manejo de riesgos
Otro aspecto que atrae a los inversionistas de los emprendedores que han experimentado el fracaso, es la capacidad que desarrollan para manejar los riesgos. Tras haber enfrentado toda clase de problemas, estas personas tienden a abordar nuevos desafíos con una mentalidad más centrada, realista y prudente.
Lo anterior hace que prevean los posibles escenarios y se mantengan preparados tanto con planes de acción como con estrategias para cada posible situación que se les presente, brindando una mayor seguridad al inversionista.
La gran mayoría de los emprendedores que han fracasado, abrazan este hecho, lo aceptan y aprenden de lo que los llevó a fallar para no tropezar dos veces con la misma piedra. Además de que a menudo se vuelven más meticulosos para intentar mantener bajo control todo lo que esté en sus manos, por lo que siempre están buscando detalles que corregir y aspectos que mejorar incluso cuando las cosas están fluyendo bien en el negocio.
El fracaso golpea en el ego
Otro de los beneficios de un fracaso, es que suele aterrizar a los emprendedores, ya que es un golpe duro para el ego fallar y eso hasta cierto punto es algo positivo para el emprendimiento, ya que está emoción puede ser destructiva al momento de comenzar a navegar en la industria. El ego puede hacer que los emprendedores eviten solicitar apoyo o ignoren el consejo de expertos en áreas en las que carecen de conocimiento, por el simple hecho de creer que ellos tienen la razón.
Además de lo anterior, otro aspecto destacable de los emprendedores que han fracasado es que al caer y levantarse, no solamente forjan gran carácter y resiliencia, sino que además desarrollan la capacidad de lidiar asertivamente con sus emociones. Por otro lado, al volverse conscientes de que no todo va a salir siempre como lo planean, generan una tolerancia a la frustración que es fundamental a la hora de emprender.
En pocas palabras la preferencia de los inversionistas por respaldar a emprendedores que han enfrentado fracasos anteriores se fundamenta en la creencia de que esta experiencia genera aprendizaje, madurez, capacidad de resiliencia y una visión más realista de los riesgos en la industria.
Los emprendedores que han superado contratiempos tienen más probabilidades de utilizar su experiencia para tomar mejores decisiones en sus futuros proyectos. Es por eso que los inversionistas sienten que su dinero está más seguro en manos de esta clase de personas.