Por José Castillo Ruiz y Lupita Castillo Carreón
Al igual que existen dietas para cuidar el peso, también hay las que cuidan las emociones, seguirlas significa calidad de vida.
Hace aproximadamente 10 años se acuñó el término Dieta Emocional, pero ¿qué significa esto? consiste en ingredientes que son determinados estilos de pensamiento (p.ej. pensar positivamente) y conductas (p.ej. hacer ejercicio aeróbico) que tienen como objetivo principal disminuir y/o prevenir síntomas de estrés, ansiedad y depresión, procurando aumentar nuestra calidad de vida. Está dirigida al público en general, sin importar edad, sexo, condición física ni estrato social.
Así como el cuerpo, el cerebro también necesita su propia rutina de disciplina y esfuerzo para que la mente se encuentre en paz y por ende, podamos trabajar adecuadamente.
Según expertos, la depresión se convertirá en una enfermedad mortal, es por esto que se debe de prestar atención a las alteraciones emocionales. Además, ya forma parte de la rutina en ambientes laborales trabajar bajo presión y estrés, por lo que es indispensable realizar un ajuste en nuestro estilo de vida con el propósito de procurar una buena salud y con ello prevenir el padecer alguna alteración emocional.
Una solución para la entropía (caos)
Una de las razones por las que la ansiedad, el estrés y la depresión están cobrando mayor intensidad es porqué la mente cuenta con una predisposición evolutiva a generar caos mental.
En nuestro cerebro existen “segundos cerebros”. Uno de estos es el área frontal, localizado en ambos hemisferios, derecho e izquierdo, en su parte más evolutiva. Cuando nos sentimos felices, de buen humor, con ánimo de vivir en paz y serenidad, con deseos de trabajar y lograr nuestras metas, es el área frontal la que está trabajando, lo que quiere decir que nuestras neuronas (células cerebrales encargadas de que pensemos y actuemos correctamente) están estimulándose.
Cuando nos sentimos con bajo estado de ánimo, tristeza, miedo, pánico, ganas de llorar, con pensamientos repetitivos y culpas excesivas, el módulo cerebral que se activa es el sistema límbico, que está en lo más profundo del cerebro, y cuando está sobre activado, se presenta la entropía (o caos) cerebral.
Otro de los objetivos de esta dieta es activar la mayor parte del tiempo nuestra área frontal, y con ello mantener apagada la entropía del sistema límbico.
Para quienes actualmente no padecen alguna alteración emocional, realizar una dieta para cuidar las emociones es una estrategia terapéutica para prevenir que el sistema límbico se sobreactive, ya que los ingredientes parten de un modelo bio-psico-social, en donde se trabaja en equilibrar cuerpo, mente y espíritu.
Ingredientes
Enfatizando los estilos de pensamiento que forman parte de los ingredientes, podemos encontrar: pensar positivamente, visualizar con optimismo el futuro, tener un auto-diálogo enriquecedor y evitar trucos del pensamiento. Estas trampas del pensamiento son como distorsiones que el cerebro elabora de forma automática ante nuestros retos diarios y en la convivencia con quienes nos rodean, sin embargo para cada truco existe un pensamiento antídoto.
Algunos ingredientes de la Dieta Emocional pueden ser la práctica de la relajación, meditación y ejercicio aeróbico. Estas actividades reproducen neuronas (neurogénesis); antes se creía que conforme la edad llegábamos a un límite de éstas, pero se ha comprobado científicamente que practicando los ejercicios antes mencionados, podemos provocar su reproducción.
Para meditar, se aconseja sentarse en un ángulo de 90° para soltar el cuerpo, haciendo conciencia de cada músculo, primero por las plantas de los pies hasta finalizar por la cabeza y tomando aire por la nariz durante 10 segundos (hasta que el abdomen se expanda completamente) y soltando la respiración por la boca durante otros 10 segundos. Podemos añadir la repetición de un mantra u oración que nos traiga paz interior. Se aconseja practicar diariamente, 20 minutos por la mañana y otros 20 por la noche.
El ejercicio aeróbico se debe practicar diariamente durante 30 minutos; podemos llevar a cabo toda clase de actividad física que aumente el ritmo cardiaco entre 120 y 140 pulsaciones por minuto.
Se puede llevar a cabo con música o en silencio; ambas opciones provocan una disminución de cortisol (hormona producida con el estrés). Pueden ser en interiores o al aire libre, siempre y cuando disfrutemos del clima ambiental, e incluso en la oficina se puede realizar durante mini breaks.
Otros ingredientes son: cantar, escuchar música, masajes de relajamiento, practicar y procurar el sentido del humor, expresar afectos, vivir con fe y esperanza; realizar filantropía, aceptar el pasado y vivir en el hoy; vivir como si fuera un “juego”, con el deseo de ganar pero al mismo tiempo sin tomar los problemas como algo personal, visualizando positivamente el futuro con flexibilidad.
Todos estos ingredientes previenen que el sistema límbico disminuya su actividad cuando nos sentimos de mal humor, con estrés o desanimados.
Otro beneficio es que se estimulan las neuronas del área frontal gracias a que cuando los realizamos de forma constante, y tomando conciencia de que son actividades positivas para nuestra salud, provocamos que el cerebro produzca neurotransmisores, los cuales son sustancias químicas que actúan como si fueran “combustible cerebral” ya que son elaborados por cada una de las neuronas para pensar y actuar correctamente.
Cada neurotransmisor tiene funciones específicas, por mencionar algunos ejemplos: dopamina (buen humor, motivación y enamoramiento), serotonina (estado de ánimo, apetito y sueño), glutamato (atención, aprendizaje y consolidación de memoria) y ácido gama amino butírico (estado de relajación y paz interior).
La Dieta Emocional en las empresas
El modelo se puede aplicar a las organizaciones mediante los siguientes ejercicios:
a) Visualizar metas positivas a futuro, aceptando las fallas del pasado y viviendo plenamente las tareas del presente.
b) Mantener un espíritu de equipo con empatía, apoyo mutuo, evitando conductas egoístas.
c) Fomentar una economía de la salud, mediante la cual se inculcan hábitos adecuados de dieta en los empleados, con horarios adecuados para dormir, previniendo el alcoholismo y tabaquismo.
d) Mantener una actitud de actualización empresarial.
e) Promover los valores universales en el equipo de trabajo.
f) Cuidar la calidad de vida de las familias de los empleados.
g) Fomentar la resiliencia empresarial.
h) Promover la anti fragilidad en la empresa, que es la capacidad para crecer y reinventarse luego de una crisis.
Los ingredientes de este estilo de dieta se recomiendan practicarse tanto en el hogar como en cualquier ambiente laboral, de forma que sea parte del diario vivir.
Si las estrategias antes mencionadas se practican con disciplina y buena actitud, seguramente el cerebro logrará estar en su “forma ideal”, que es en ausencia de síntomas de depresión, ansiedad y/o estrés, garantizándole al cuerpo, a la mente y al espíritu un balance total y un buen estado de ánimo.
Dr. José Castillo Ruiz
Maestría en Psiquiatría, Harvard University
Profesor de Psiquiatría de la Universidad de Monterrey
Director Médico de Clínica CASA del Hospital Christus Muguerza
Autor del libro “La Dieta Emocional del Cerebro”
Lic. Lupita Castillo Carreón
Lic. en Psicología, Universidad de Monterrey
Coautora del libro “La Dieta Emocional del Cerebro”
Directora de la Cátedra de Psiconeuroestética