Por Leonardo Gutiérrez Giraldo
El primer paso para realizar algo que parece imposible es cambiando la mentalidad positivamente, moldea tus acciones a través de tus palabras… ¡atrévete a creer y empieza a crear!
En los negocios, cada día el empresario enfrenta retos de diversa índole, algunos que incluso parecen imposibles de acometer y para los que no está lo suficientemente preparado en su mente. Henry Ford tenía una frase de cabecera: “Si crees que puedes o si crees que no puedes, en ambos casos estás en lo cierto”; esta sentencia nos hace repensar los resultados que obtenemos en todas nuestras actividades, pues dependen de una sola cosa, lo que creemos y la capacidad que tenemos de transmitir estas creencias a nuestros colaboradores. Ser un empresario de éxito depende en gran parte de su capacidad de creer que es capaz de lograrlo.
Hace apenas unas décadas, los más eruditos científicos e investigadores estaban convencidos de la limitación en el uso del potencial de nuestro cerebro, la incapacidad de reponer las neuronas perdidas para el caso de los adultos y la predeterminación biológica de nuestra inteligencia, y por tanto, de nuestras capacidades para desempeñarnos en el mundo y ser exitosos. En los últimos veinte años, esto cambió radicalmente, y estamos apenas empezando a comprender verdaderamente cómo funciona nuestro cerebro y cuál es su auténtica incidencia en nuestras vidas, dejando claro algo que retará sus propias creencias, “no existen personas más o menos inteligentes, sino mejor programadas”. A través de diferentes investigaciones hoy tenemos claro que la inteligencia no se compone sólo de la capacidad cognitiva y mejor aún que no es un estándar estático, sino que puede ser mejorado a través del entrenamiento consciente.
Los investigadores estadounidenses Matthew Owen Howard y Eric Garland, han logrado probar a través de su investigación en el campo de la neuroplasticidad, que efectivamente nuestro cerebro, la estructura más compleja conocida hasta ahora, está en permanente formación y reestructuración, contrario a lo que antes se creía.
La buena noticia es que podemos programar y reprogramar nuestro cerebro, eliminando instrucciones erradas o incorporando nuevas líneas de acción que generen en nosotros mejores conductas y por tanto, mejores resultados.
El simple hecho de saber y entender esto, nos permite ser conscientes de la necesidad de retar el paradigma reinante – en PNL (programación neurolingüística) esto es conocido como el mapa mental – que nos impone una manera estricta de pensar y actuar para iniciar un maravilloso proceso de cambio y autoconstrucción de nuestros comportamientos, y por tanto, de nuestra vida futura.
El reto está en ser conscientes de cómo afectamos positiva y negativamente la plasticidad de nuestro cerebro; una de las herramientas que usamos de manera inconsciente y podemos usar de forma consciente para esto, es el lenguaje, entendiendo éste como un creador de la realidad en la que vivimos. El lenguaje y los pensamientos que tenemos a diario, determinan en qué creemos y especialmente de qué nos creemos capaces. A través del lenguaje, creamos y reforzamos las creencias que son afirmaciones personales que cada uno de nosotros considera como ciertas, y por lo tanto se hace innecesaria cualquier validación, puesto que para nosotros son irrefutables. Las creencias generan entonces en los seres humanos las posibilidades y también los límites con respecto a todo lo que nos rodea, nos dicen hasta dónde podemos llegar e incluso nos hacen emitir juicios con respecto a lo que es adecuado y lo que no lo es; el grave inconveniente es que estas creencias generalmente son adquiridas y validadas de forma inconsciente, generando en nosotros comportamientos repetitivos con los mismos resultados como consecuencia. Mientras no cuestionemos nuestras creencias a través del lenguaje que utilizamos, seguiremos teniendo los mismos límites y evitaremos de forma inconsciente nuevas posibilidades en nuestras vidas.
Algunas de estas creencias limitantes son frases que desprevenidamente repetimos a diario como parte intrascendente de nuestras conversaciones, que para nuestro cerebro en realidad son instrucciones. Cuántas veces al día dices o piensas “esto va a estar difícil”, “en este país las cosas son muy complejas”, “voy a participar, pero, eso ya está asignado”, etc., o peor aún se hacen parte de nuestro acervo cultural como los dichos y refranes: “árbol que nace torcido…”, “a caballo regalado…”, “a buen entendedor…”, si logras completarlos, la programación ya está instalada y hace que actúes inconscientemente según los preceptos.
Los pensamientos y las palabras moldean nuestras acciones, pues a partir de ellos y la forma en la que hablamos estamos construyendo nuestras creencias y contribuimos a crear las de los demás. Pareciera que una simple frase no puede hacer mucho, no obstante, la realidad es otra. Piensa en dos palabras que con frecuencia utilizas en tu vida diaria, creer y crear; la primera es la capacidad de dar por cierto algo que no está demostrado, la segunda es producir algo de la nada; aunque no encontremos inicialmente una relación entre estos dos términos, haciendo un pequeño ejercicio encontraremos una poderosa conexión que determina lo que sucede con nuestras vidas.
Recordarás que en los primeros años de escuela aprendimos a conjugar los verbos en las diferentes personas. Cuando conjugamos creer y crear en primera persona del singular, nos encontramos con algo sorprendente, tú ya lo adivinaste: ¡yo creo!, la conclusión es ¡lo que crees, creas!
Para empezar a generar el cambio en tu vida y en tu ADN del éxito, ten presente las siguientes recomendaciones:
1. No hay fracaso, tan sólo aprendizaje.
2. Si quieres emprender, actúa.
3. Tenemos todos los recursos que necesitamos o podemos crearlos.
4. Todo comportamiento tiene un propósito.
5. Tener alguna opción es mejor que no tener ninguna.
6. Lo estás haciendo lo mejor posible y puedes hacerlo aún mejor.
7. Creamos nuestra propia realidad.
Te propongo repetir de manera constante la siguiente frase como parte de tu mejoramiento personal: “es posible, yo puedo y me lo merezco”. Igualmente, puedes generar un lenguaje empoderante para tus colaboradores que seguramente se verá revertido en mejores resultados empresariales, estos son algunos ejemplos:
1. Cambia los llamados de atención por frases que alienten y den confianza como “has mejorado en…”, “has hecho un buen trabajo”, “esto que hiciste no está bien hecho, tú puedes hacerlo mejor”.
2. Genera metas retadoras para tus colaboradores con frases como “estoy seguro que lo conseguirás”, “cuentas con las competencias necesarias para desarrollar esta tarea”.
3. Siempre recuerda que lo que se pide con cortesía se hace con mayor disposición, siempre ten a la mano un “por favor” y un “gracias”.
Los resultados que has obtenido y los que vas a lograr a futuro en tu vida dependerán de una sola cosa, tú creas la realidad a partir de lo que crees. Lo que piensas de ti mismo llega a ser verdad para ti y luego para los demás, por lo tanto, todos somos responsables en un ciento por ciento de todo lo que nos sucede en la vida… lo mejor y lo peor; cada cosa que pensamos está creando nuestro futuro. Si tus logros hasta ahora no son lo que esperabas e insistes en buscar el éxito haciendo siempre lo mismo, lo primero que deberás preguntarte es en qué crees, cuáles son los límites que estas creencias están poniendo a todo tu potencial (creencias limitantes) y cómo puedes vencerlas para crear la realidad que deseas; adelante, da el primer paso… yo creo lo que creo y tú ¿en qué crees?