Nada será por casualidad, de tu claridad de saber a dónde quieres llegar y que te dirijas hacia allá, va depender de que cumplas tus metas. ¿Qué tan claro tienes el camino y el destino?
Cada día representa una oportunidad para lograr algo distinto, ya sea al nivel personal y/o profesional, el esfuerzo sostenido y enfocado nos llevará a crecer cumpliendo con lo que nos proponemos. Para lograrlo se requiere determinación y constancia.
Calibrando los instrumentos de navegación
Tony Robbins, en su libro Despertando al gigante interior, menciona uno de los elementos que le dan rumbo a la vida: las decisiones. Es importante cuestionarnos qué queremos lograr en las siguientes décadas. ¿Qué estamos dispuestos a hacer diferente para obtener resultados distintos?
El autor destaca dos ingredientes que le dan sabor a nuestras decisiones y a sus respectivas consecuencias: el dolor y el placer. Ambos resultan de las experiencias que vivimos. El reto es asociar el dolor a cualquier actividad o comportamiento que va en detrimento de nuestro desarrollo. Si en verdad hacemos más para evitar el dolor que para obtener placer, ¿con qué lo vamos a asociar?
Por poner un ejemplo: a Derek Curtis Bok, expresidente de la Universidad de Harvard, se le atribuye la siguiente frase: “Si usted cree que la educación es cara, pruebe la ignorancia”. Más que la cuestión económica, la lección a considerar es el esfuerzo de aprender y salir adelante, es decir la disciplina.
Otro caso sería el bajar de peso, ¿qué tal si, en vez de ver el arduo trabajo para reducir esos kilos de más, mejor pensamos en el dolor que implica la diabetes o las arterias tapadas por el colesterol?
Lograr cambios sustanciales en nuestra vida requiere de mostrar capacidad para modificar nuestro sistema de creencias; la primera de ellas es considerar que las circunstancias nos controlan, lo cual es totalmente falso; por el contrario, dependen del significado que les demos.
Acostúmbrate a pensar en grande
“Primero hacemos nuestros hábitos, y luego éstos nos hacen a nosotros”, dicta la frase de Charles C. Noble, misma que hay que tomar en cuenta para lograr objetivos y triunfar, tanto personal como profesionalmente.
Cada quien puede definir el éxito de manera distinta. Reflexiona por un momento lo que significa para ti. Una vez hecho, considera lo siguiente:
- Ten metas claras: ¿en quién te quieres convertir?, ¿qué quieres lograr a nivel personal y profesional? Lo primordial es tener una idea fija de los resultados que se quieren obtener para así establecer los pasos que deberán seguirse; define lo que es importante para ti. Salvador Alva, en su libro Tu vida, tu mejor negocio, menciona que la planificación es aquello que debe realizarse para desarrollar la visión. ¿Qué harás al respecto?
- Más actitud que aptitud: no permitas que el temor de no contar con las habilidades te detenga: puedes tener la determinación para desarrollarlas y eso valdrá más. Ante cualquier reto busca el cómo superarlo, pues sólo así podrás forjar tu carácter que valdrá oro en los tiempos difíciles.
- Motivación y pasión en el compromiso: define aquello que ames hacer; una vez que sabes a dónde quieres llegar y el sacrificio que tendrás que hacer, los incentivos vendrán por sí solos. Para ello deberás salir de tu zona de confort, pues sólo así podrás descubrir tu potencial y realizarte. Rodéate de personas para darte ánimos.
- Equilibrio entre razón y emoción: generalmente decidimos con base en las emociones; lo idóneo es lograr un balance. Una decisión que te entusiasma debe racionalizarse; quieres comprar un automóvil, pero ¿cuentas con el dinero suficiente? Si no puedes adquirirlo, elabora un plan para ahorrar más, pero no te bases sólo en el calor del momento para actuar.
- Toma riesgos calculados: no existe la situación perfecta para iniciar algo, ya sea un proyecto personal o una relación sentimental, por ejemplo. Esperarlo resultará en un sentimiento de frustración; por el contrario, debes retarte, vencer tanto la inercia como el miedo a dar ese primer paso. Dejar que transcurra el tiempo puede ocasionar que se pierda la oportunidad. Evalúa con objetividad, sopesa las consecuencias buenas o malas que puedan derivar de tu decisión, pero tómala.
- Crea una mentalidad de crecimiento: se dice que en la mente crece lo que ésta enfoca; hacerlo en actitudes, eventos o personas nocivas, además de ocupar tu espacio, proporcionarán una vida negativa. No tomes las acciones de los demás como algo personal; sus comportamientos sólo reflejan que el problema está en ellos. Por último, dispón de unos minutos antes de dormir para agradecer y ver el lado bueno de las cosas que ocurren en tu vida, lo cual contribuirá a ejercitar la positividad.
- Sé perseverante: se requiere de valor y carácter para no desviarse del camino. También implica renunciar a placeres de corto plazo para obtener los grandes beneficios al final de tu realización. Reconoce la trascendencia de tu propósito y no permitas que nada te distraiga. A Thomas Alva Edison se le atribuyen más de mil pruebas para crear la bombilla. ¿Te imaginas si se hubiera rendido en la número 999? En otras palabras, buscó el conocimiento antes que los resultados y eso lo llevó a mejorar en cada intento. ¡Comprométete a no claudicar!
La elección que te define
Por un momento recuerda cómo inició tu día. Probablemente encendiste la televisión y viste en las noticias que tal funcionario “se sale con la suya”; luego, rumbo al trabajo y en medio del tráfico, lanzas insultos contra los conductores que se meten en la fila. Podemos cuestionar a los demás, pero antes de hacerlo, debemos dirigir la mirada hacia un objeto que todos conocemos: el espejo, pues quizá eres tú el que zigzaguea.
Para lograr el éxito, hablando de forma integral, donde se goce de una buena economía —no necesariamente de gran riqueza— y de calidad humana, se requiere tomar una decisión que, a pesar de que pareciera que el mundo no lo demuestra, es la correcta: vivir bajo principios.
Podrían enlistarse una gran cantidad de valores, pero la importancia estriba en seleccionar aquellos (honestidad, trabajo, responsabilidad…) que nos enaltezcan como personas para que el camino que escojamos en pro del desarrollo propio y que nos lleve al éxito, vaya en congruencia con nuestro actuar; sólo así podemos superarnos a nosotros mismos, influir en el entorno y dejar un legado.
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