¿Tienes colaboradores que sólo ven problemas, son inflexibles, buenos para criticar, juzgar rápido y no aceptan sus errores ni retroalimentación?
Después de trabajar con cientos de empresarios y sus equipos, se ha comprobado que la confianza en el líder es un excelente indicador de la satisfacción de los trabajadores que es directamente proporcional a sus resultados y su productividad en el área laboral.
Si tienes empleados tóxicos y difíciles, con una actitud negativa y cerrada a cambiar o mejorar, no dejes pasar el tiempo, hay que poner manos a la obra antes de que el problema se vuelva más grande y te contaminen a otros compañeros.
Involúcralos para ganar su confianza
La clave con los empleados tóxicos se encuentra dentro de la comunicación efectiva en cinco áreas críticas:
- Ayúdalos a entender la estrategia general del negocio.
- Hazlos ver cómo contribuyen al logro de los objetivos clave de la empresa.
- Ofréceles información sobre el estatus de la compañía, su propia división y/o departamento en relación con los objetivos estratégicos.
- Empodéralos para que tomen decisiones por sí mismos y felicítalos por hacerlo aunque se equivoquen. A partir de ahí, ayúdalos a aprender de esos errores.
- Involúcrate con ellos. Conoce más de sus vidas personales, de sus problemas en casa y en el trabajo, de sus ideas y sus formas de pensar. Preguntando y escuchando, ellos sentirán en ti a un jefe comprensivo, interesado por su bienestar y que los valora por lo que realmente son.
Generar certidumbre requiere de la capacidad de comunicar una visión del rumbo al que te diriges y hacia dónde los llevas junto con tu empresa mientras los conoces y confías en ellos.
Para lograr esto, tu trabajo es completar primero los siguientes cuatro pasos:
- Desarrolla una visión y misión que refleje realmente la esencia de lo que buscas para la empresa.
- Involucra a tus empleados en la visión, auxílialos para ver cómo pueden participar en ella.
- Inspíralos a alcanzarla.
- Dales las herramientas, la confianza y el respeto que necesitan para llevarla a cabo.
Si la situación es que solamente un colaborador es el que tiene esas actitudes negativas o tóxicas, entonces lo más recomendable es deshacerte de él lo más pronto posible. El precio de mantener en el equipo a una persona así es muy alto, comparado con el costo de despedirlo. Es como un cáncer maligno que debe ser extirpado de inmediato antes de que se ramifique y cause daños irreparables.
Una realidad de la vida del ser humano es que no puede ser obligado a cambiar, se trata de una decisión personal, no impuesta. Claro que puedes crear las condiciones a su alrededor para que él lo decida; nadie lo hará permanentemente sólo porque tú se lo pides o exiges. Recuerda el viejo dicho: “Tienes a los empleados que te mereces”.
Es algo duro, pero es la verdad. Tú eliges a quién contratas, tú formas tu equipo, lo entrenas y lo diriges para dar los resultados esperados. Así que, si seleccionas a personas equivocadas, las entrenas inadecuadamente y las diriges pobremente, ¡tú mismo te estás condenando al fracaso!
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