Evita creer que sabes lo que los demás piensan sobre ti y deja de culparlos por lo que te ocurre. Reconoce cuáles son los patrones negativos que te hacen daño y toma medidas para darle un giro de 180° a tu vida.
Por Redacción TNE
¿Constantemente te comparas con los demás?, ¿sientes que a ellos les va mejor que a ti?, ¿crees que no puedes lograr cosas importantes en tu vida? Seguro podrán venir cientos de preguntas sobre tu propia valía. Sin embargo, si aprendes a identificar cuáles son esas pautas que te afectan y hacen dar vueltas en círculos sin llegar a ninguna parte, seguro podrás darle un rumbo distinto a tu vida.
Lo primero a tomar en cuenta es que el principal enemigo que tienes lo puedes encontrar en un sólo lugar: el espejo. Salvo un problema físico o algún impedimento psicológico, es tu mente la que te hace pasar tragos amargos y no siempre es fácil sobrellevarlos.
Reconoce los malos hábitos que obstruyen tu camino hacia la realización personal y profesional:
· Racionalizar las emociones: esto se refiere a tratar de demostrar que lo que sientes tiene un motivo particular reflejado en la realidad. Si experimentas culpabilidad piensas que algo hiciste mal, aunque no necesariamente es así. En otras palabras, buscas explicar algo sin los argumentos necesarios; esta situación es muy dañina sobre todo en las relaciones personales, porque resulta extremadamente dificultoso dialogar con un individuo inseguro de sí mismo.
· Jugar a ser la víctima: hacerlo conlleva anclarte a las emociones negativas que en realidad estás tratando de superar. Con esta situación pretendes generar lástima y no hacerte responsable de lo que te sucede; pero, hacer oídos sordos y enfocarte en los aspectos negativos sólo provocará resentimiento.
· Mantener una opinión mala sobre ti: ¿te sientes insatisfecho con tu vida y con lo que haces y piensas que ese es tu destino? ¿Sostienes el pensamiento de que no puedes cambiar o que no mereces estar con alguien? Estas ideas negativas, entre otras, lo único que hacen es minar tu confianza, haciéndote caer en un espiral emocional dañino.
· Leer la mente: creer que sabes lo que el otro está pensando produce ansiedad porque pones pensamientos sobre ti en la mente de otros que luego los consideras verdaderos sintiéndote mal contigo mismo o asumiendo que los demás son superiores a ti, así aumentas tu inseguridad de manera desproporcional.
· Buscar la perfección: si esperas hacer las cosas bien a la primera y cometes un error, no querrás intentar de nuevo. Esto se complica si además asumes que debes saber todas las respuestas ya sea para resolver un problema en el trabajo o atender una circunstancia personal.
· Negar la realidad: cuando la realidad o los resultados no son como los esperabas, corres el riesgo de entrar en una fase de negación, a pesar de que los hechos son verdaderos. Además culpas a otros de lo que ocurre y pretendes en convertirte en un mártir que busca llamar la atención.
· Personalizar: supones que todo gira a tu alrededor o estimas que algo no estás haciendo bien para agradar a la otra persona cuando en realidad no sabes lo que le ocurre.
Actúa ahora
¿Qué puedes hacer para detener esta caída libre que no te llevará a ningún lado? Primero, con la mente fría debes identificar esos momentos donde te sientes inseguro y analizar cuáles son los pensamientos que rondan tu cabeza en ese preciso instante y buscar evidencia real que los respalde. Lo más probable es que esto no ocurra y por lo tanto tienes el motivo principal para dejar ir la situación.
Muéstrate seguro, al principio no te será fácil, pero paso a paso mejorarás. Por otro lado, no olvides que no tienes todas las respuestas, cuando te encuentres en una situación incómoda responde con humildad “no lo sé” e inmediatamente comprométete a buscar la solución.
Ten en mente cómo quieres sentirte y comienza a actuar con determinación, te tomará tiempo pero poco a poco lograrás modificar tus patrones mentales.
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