La única persona que se interpone en tu camino hacia el triunfo eres tú. Conoce algunas de las características y ve qué puedes modificar para cambiar.
Por Redacción TNE
¿Te preguntas por qué no logras lo que te propones, ya sea un ascenso en la empresa donde laboras, en tu emprendimiento o en proyectos personales? Antes de que pienses cuáles pueden ser los factores externos limitantes haz una pausa y reflexiona. Te sorprenderás al saber que tu principal enemigo lo puedes ver a través de un objeto de uso cotidiano: el espejo.
Existen diversos rasgos de la personalidad que pueden estarte afectando al momento de alcanzar tus metas; por lo pronto, te mencionaremos algunos de ellos y qué puedes hacer para cambiar a fin de alcanzarlas.
Culpar a las circunstancias
Jugar el papel de la víctima resulta lo más fácil de hacer debido a que resulta más “sencillo” culpar a los demás o incluso, en un caso extremo, afirmar que todo el mundo está en contra de ti. Así encuentras la justificación perfecta para explicar porqué las cosas no salen como lo planeas. Esto sin duda trae una consecuencia desastrosa a tu vida: es gobernada por la negatividad.
¿Qué puedes hacer para cambiar? Primero modifica tu lenguaje hacia uno más positivo. Tu charla interna debe enfocarse a ser más proactiva en relación a los propósitos que quieras cumplir. Procura que tu entorno sea optimista, esto implica evaluar amistades e incluso familiares que no aportan nada a tu vida y reducir el contacto con ellos. Dicen que las aves del mismo plumaje vuelan juntas, así que si quienes están a tu lado se la pasan quejándose, probablemente tú también lo hagas.
Evalúa si te sientes feliz en tu trabajo, de lo contrario considera la posibilidad de un cambio o contempla la oportunidad de ser tu propio jefe y emprender un nuevo negocio; recuerda que eres tú quien toma la decisión de qué hacer con tu vida. Date el tiempo para pensar y evaluar detenidamente cada escenario, tampoco decidas de manera repentina.
Miedo a la vergüenza pública
¿Tienes que hacer un pitch de ventas o dar una conferencia, pero te aterra la posibilidad de estar frente a un grupo de directores o frente a un auditorio con más de 100 ó 500 personas? ¿Antes de quedar como un tonto piensas mejor en “escapar” de la situación sin saber que te estás cerrando a una gran oportunidad que te permita crecer profesionalmente?
Para enfrentar esta situación lo primero que debes pensar es que nadie es perfecto y cualquiera puede cometer errores, al final del día todos somos seres humanos. Lo importante es aprender de cada experiencia a fin de mejorar. De lo contrario corres el riesgo de aislarte frente a los demás, reduciendo tus posibilidades de hacer networking; por ejemplo, y crear nuevas oportunidades de negocio. Haz un cambio mental y de cada experiencia extrae un aprendizaje.
Baja autoestima
Parafraseando a Henry Ford, si crees que puedes hacer algo o no, estás en lo cierto. Seguro tus ánimos se ven afectados cuando ves que alguien logra algo que tú consideras no puedes alcanzar y además sientes envida porque crees que lo ha conseguido sin mucho esfuerzo porque tiene ese don especial.
Sea cual sea el motivo por el cual te sientes frustrado, primero debes hacer una pausa y pensar lo siguiente: todos somos buenos para algo, pero toma en cuenta que no puedes criticar al halcón por no ser un buen nadador. Cada ser humano tiene un talento y nunca es demasiado tarde para encontrarlo y desarrollarlo. Cuando te desenvuelves en tu ambiente; es decir, en donde te sientes cómodo, te darás cuenta que todo fluye de manera natural, te percatarás de lo bueno que eres para “ese algo” y te sentirás como “pez en el agua”.
Lo anterior implica no andarte comparando con nadie y sus logros, ya sea porque está casado, tiene por novia a una modelo o anda con el galán, posee el coche más caro y moderno o simplemente consideras que lo tiene todo y tú no. Esto te llena de frustración; tú debes seguir tu propio camino para desarrollarte profesional y personalmente y ten por seguro que mientras lo recorres, habrá personas que lleguen, algunas lo harán de forma pasajera y otras se quedarán. Sólo asegúrate de que tu felicidad no dependa de quienes están o no contigo, ya que únicamente depende de ti.
Complacer a los demás
Es bueno “dar ese extra” en el trabajo o dejar a un lado lo que estás haciendo para ayudar a alguien de manera personal, pero hacerlo continuamente puede afectarte ya que no tendrás tiempo para ti al momento de buscar cumplir con tus metas. ¿Cómo puedes reconocer que siempre cedes a la “necesidad” de brindar tu apoyo? Siempre contestas con un “sí”.
Diseña una estrategia personal que te permita definir tus prioridades, pero considera que no pueden ser muchas porque de lo contrario no lo son. Establece tus horarios de trabajo, contemplando ese tiempo adicional que en ocasiones tendrás que dedicarle. Aparta horas para enfocarte en tomar alguna clase o desarrollar un pasatiempo que te llene de plenitud. Toma en cuenta que para poder dar lo mejor de ti al prójimo, tú tienes que estar bien contigo mismo; así que no es un pensamiento egoísta primero dedicarte un tiempo.
Si alguien te pide un favor no temas en decir “déjame pensarlo”, así tendrás el tiempo suficiente para evaluar tu decisión y si eres capaz de comprometerte. Evita los chantajes emocionales y no cedas a la primera oportunidad; en éste caso lo más correcto será responder con un “no” y hazlo sin dar explicaciones. No es fácil, no obstante es lo más redituable para mantener la perspectiva y evitar que la otra persona encuentre una vulnerabilidad para insistir.
Falta de voluntad para aprender
Si crees que ya lo sabes todo, lo único que estás logrando es quedarte estancado, además de conforme con tu situación. Esto es algo que no puedes permitirte. Las personas exitosas que logran triunfar se caracterizan por leer para aprender más sobre un tema y experimentar hasta alcanzar sus metas e incluso mantener sus empresas a pesar de las circunstancias adversas.
Piensa en Space X, la compañía fundada por Elon Musk. Primero, el CEO no dominaba el tema aeroespacial y se dedicó a capacitarse. Segundo, tenía muy claro que quería desarrollar cohetes reusables para reducir costos y elevar las posibilidades de los viajes espaciales comerciales. En 2008, previamente al tercer lanzamiento del cohete Falcon había dudas por lo ocurrido con los dos anteriores y éste podría significar el cierre, ante esto, Musk emitió un discurso y en algún momento dijo: “Yo, por mi parte, no pienso rendirme nunca, y cuando digo nunca es nunca”*.
Ahora podemos ver como el empresario sudafricano marca tendencia con Tesla y Space X y todo por tener esa férrea voluntad de aprender e intentar cosas nuevas. No hay nada que no pueda lograrse con la dedicación suficiente.
*Anderson, C. (2016). Charlas TED, la guía oficial de TED para hablar en público. Paidós Empresa: Ciudad de México
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